Por: Thania Vega de Plazas
 
Colombia hoy es coca y más coca, en gracia al mal acuerdo con los terroristas de las FARC que impusieron su mafiosa agenda para expandir los cultivos ilícitos a proporciones insospechadas por algún colombiano.
Y es que esta tragedia del aumento de los cultivos de coca la advertimos con firmeza desde el 2015, cuando el gobierno Santos siguiendo prácticamente ordenes de las FARC suspendió la fumigación aérea con glifosato de las plantaciones de coca que son la principal fuente de financiación del terrorismo.
Suspendidas las fumigaciones y ninguna estrategia para acabar con los cultivos tuvo el efecto esperado por las FARC, más coca para narcotraficar y un país al borde de quedar descertificado por los Estados Unidos, que lo ha dicho de todas las maneras, no permitirá que Colombia se convierta en un paraíso cocalero.
Aquí en Colombia a pocos días de terminarse el gobierno del presidente Juan Manuel Santos (por fortuna), estamos recibiendo la herencia maldita del narcotráfico que como lo dijo el presidente Uribe es el combustible de todas las guerras en el país.
Para octubre de 2017 el secretario de Estado de los Estados Unidos advertía del problema que estaba creciendo “»Las cifras de hectáreas cultivadas (con coca en Colombia) son increíbles (…)»Les hemos dicho que tenemos que volver a la aspersión (aérea), tenemos que volver a destrozar estos campos»
Para el 2014 los Estados Unidos reportaban en Colombia 112 mil hectáreas de coca, en 2015 fueron 159 mil hectáreas, en 2016 llegó la cifra a 188 mil hectáreas de coca sembradas y la más reciente noticia es que en 2017 había 209 mil hectáreas de coca.
De acuerdo con el sistema de monitoreo de la Oficina Nacional de Control de Drogas (ONDCP) estadounidense, la producción de cocaína en Colombia habría aumentado un 19%, para pasar de 772 toneladas métricas en 2016 a 921 toneladas métricas en 2017.
Todo este desmedido aumento en la siembra de coca se explica claramente en los acuerdos con las FARC que se firmaron en la Habana, pues el gobierno Santos entregó a los narcoguerrilleros el proceso de sustitución de cultivos en todo el país; algo así como poner el ratón a cuidar del queso.
Las FARC rápidamente informaron en todas las veredas del país que a todo cultivador de coca le darían subsidios y ayudarían con proyectos productivos en el programa de sustitución de coca, situación que alentó a muchos campesinos en el campo a sembrar más y más coca.
Por fortuna se acaba este desgobierno y llega nuestro electo presidente Iván Duque que ha prometido luchar frontalmente en contra del narcotráfico que impide el desarrollo del país y aumenta las bandas guerrilleras y criminales que se aferran a su maldito negocio.
En este ocaso para el presidente Santos, se inventa nuevas formulas y habla de usar drones para fumigar la coca, en ideas que seguramente decidirá Iván Duque con su equipo de gobierno, porque tenemos absoluta claridad que el narcotráfico será uno de los principales objetivos que se atacarán.
 
FIN