Por: Margarita Restrepo
Duele en lo más profundo del alma la tragedia por la que está pasando el pequeño Cristo José, de tan solo 5 años, edad en la que apenas está descubriendo el mundo. Los salvajes que lo tienen secuestrado, deberán, además de recibir el más duro de los castigos penales posible, recibir el repudio de la ciudadanía.
Los grupos armados ilegales se han ensañado con la niñez colombiana. Además de secuestrar a los menores, como le ha sucedido a Cristo José, los han reclutado, los han esclavizado, los han utilizado como objetos sexuales.
Los niños deben recibir especial cuidado, ser alejados de las confrontaciones armadas y, por supuesto, de las actividades delincuenciales. Las Farc –a través de sus pretendidas “disidencias”-, el Eln y las Bacrim son estructuras ilegales integradas fundamentalmente por niños que son reclutados a la fuerza, hecho que constituye un crimen de lesa humanidad que, por su misma naturaleza, no puede ser amnistiado ni indultado, como hizo el expresidente Juan Manuel Santos cuando suscribió el ilegítimo acuerdo con un sector minoritario de las Farc.
Es hora de que hagamos un alto en el camino y reflexionemos sobre lo que estamos haciendo para cuidar a nuestros niños. Los países que no protegen celosamente a sus menores son catalogados por la ONU como “Estados fallidos”. En una sola semana hemos tenido dolorosas noticias respecto de actos criminales cometidos contra menores de edad. El doloroso de Cristo José y el asesinato brutal de Génesis Rúa.
Sobre la segunda, la justicia debe proceder con toda la celeridad y rigurosidad posible. El estudio de medicina legal ha concluido que la pequeña fue abusada sexualmente, luego estrangulada y finalmente incinerada. El responsable de ese espeluznante crimen se está haciendo pasar como un enfermo mental, con el fin de que la justicia lo declare como inimputable. Aquella vergonzosa estrategia de defensa, además de ser inaceptable, es una victimización adicional a los padres, familiares y amigos de Génesis.
El responsable de ese feminicidio debe ser condenado con la pena más alta prevista en nuestro código y así le aseguramos a la sociedad que ese peligroso individuo pasará tras las rejas durante el resto de su existencia.
Frente al dramático caso de Cristo José, vamos a cerrar filas para rodear a sus padres y para respaldar al gobierno nacional en las decisiones que adopte para lograr la liberación del niño. Es nuestro deber como sociedad hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que él regrese a su hogar para recibir el amor de sus padres.
Que el de Cristo José sea el último secuestro de un niño en nuestro país. Tenemos un gobierno comprometido con la recuperación de la seguridad y nuestro deber es el de acompañar al presidente Duque para sea él quien lidere el cambio que requiere Colombia en materia de orden público.