Bogotá, 3 de abril de 2018 (CD)Intervención del senador Carlos Felipe Mejía durante la sesión plenaria de Senado. 

“A siete semanas de la primera y ojalá única vuelta electoral para la Presidencia de la República, cargaron baterías los articulistas que durante estos casi ocho años, han utilizado sus enmermeladas plumas defendiendo al peor  y más corrupto gobierno de la historia.

Ni las cifras, ni los indicadores, ni las estadísticas, ni los malos resultados, ni los bajos niveles de popularidad, los amilanan para tratar infructuosamente de influir en la campaña electoral.

Son los mismos que cantaron con anticipación y arrogancia que el sí ganaba en el plebiscito del 2 de Octubre de 2.016, porque así lo determinaban ellos, quienes conforman un club de exclusivos que se consideran poseedores de la verdad, ya que ostentan espacios para sus repetidas y obsesivas columnas en los medios de comunicación que reciben pauta publicitaria gubernamental, sin la cual con dificultad llegarían a la audiencia y a los lectores.

Hecho comprobado el de su poca efectividad como manipuladores de la opinión, cuando los autodenominados opinadores y autonombrados intelectuales, todos unidos gracias al gasto público del gobierno Santos en los medios, salieron derrotados en el plebiscito por la verdadera opinión pública mayoritaria, indicando con toda claridad que los colombianos tienen buen juicio y poco o nada es el caso que le hacen a estos presumidos articulistas.

Me pregunto, ¿por qué el señor Héctor Abad Faciolince, en una lamentable columna el domingo último, advierte y aclara sin nadie preguntárselo, que no es empleado ni contratista de este gobierno?, ¿será que trata de diferenciarse de los otros opinadores?, ¿será que conoce colegas que sí reciben la mermelada, la cual él dice en el artículo de marras, no acepta?.  Pero eso sí, no tiene recato alguno en tratar a la opinión mayoritaria que no aprueba la gestión de Santos, como indignos y crucificadores. Pero además se atreve a calificar a quienes no comparten su agradecimiento con este gobierno, como “plebe uribista”, con el odio hacia el presidente Uribe, que permanentemente dice no tener en su pulcra alma. Seguramente el aristocrático escritor desde que fue invitado a la ceremonia del inmerecido Nobel por su incomprendido Santos, quedó ungido a los altos niveles de realeza que le permiten calificar a los seguidores de Álvaro Uribe  como plebeyos.

A los autores de columnas en plena campaña, se unen los desastrosos ex ministros del narco gobierno de Ernesto Samper. Esta camarilla refleja en realidad el desahogo desesperado, al ver que el candidato Iván Duque destella por virtudes, convicciones, conocimiento, capacidades y liderazgo, convirtiéndose en el joven dirigente que comandará la transformación y el regreso a la institucionalidad como el nuevo Presiente de Colombia.

Desesperados, tendrán que aceptar y aguantar,  como los colombianos   continúan reconociendo mayoritariamente el liderazgo de Álvaro Uribe y que Iván Duque gobernará con la legitimidad que le otorgará el pueblo y no necesitará de sesgados y arrogantes manipuladores de la opinión”.

Fin