Por: Angela Garzón – Candidata a la Alcaldía de Bogotá por el Centro Democrático.

Me siento muy orgullosa de ser una mujer, no solo hoy que es el Día Internacional de la Mujer, sino todos los días de mi vida. Las mujeres somos recursivas, inteligentes, fuertes, sensibles a las necesidades de los demás y tenemos muchas cualidades más.

Sin embargo, aún nos falta darnos cuenta del gran valor que tenemos y de lo capaces que somos para liderar la transformación de la sociedad en la que vivimos.

Debemos trabajar en educar a niños y niñas en una cultura en la que no esté de presente el machismo, enseñarles que tienen las mismas capacidades, y deben respetarse unos a otros.

Empoderar a nuestras niñas es una tarea que debemos hacer, enseñarles que no tienen límites y pueden llegar a ser cualquier cosa que sueñen ser, sin estereotipos o limitaciones.

Una mujer empoderada reivindica sus derechos, toma las riendas de su vida y decide por sí misma. No se deja discriminar por su condición y tampoco permite que la maltraten física o sicológicamente. Una mujer empoderada rompe el silencio y alza su voz para denunciar a los abusadores ante las autoridades y ante la sociedad, para que no la sigan maltratando, ni a ella ni a otras mujeres.

Un compromiso de vida que tengo es trabajar para acabar con el miedo a hablar, a denunciar. La violencia contra la mujer es un asunto de todos, nos puede pasar a cualquiera, a nosotras, a alguien que conocemos o queremos. No es una situación lejana, o que solo le pasa a otros.

Así mismo, tenemos que lograr que los hombres trabajen junto a nosotras para transformar la sociedad. Es con y junto a ellos que podemos cambiar la cultura machista y lograr que hombres y mujeres tengamos los mismos derechos. Ya existen varios movimientos a nivel mundial como #heforshe que busca precisamente esto. En nuestra ciudad debemos lograr que este tipo de movimientos sean más activos, y que todos nos involucremos en rechazar la violencia y discriminación contra la mujer.

Para lograr esto hay que trabajar en cosas concretas, como la formación de las personas que trabajan y atienden las Comisarías de Familia y demás entidades del Distrito. Los funcionarios deben estar informados y preparados para atender de la mejor manera a las mujeres y niñas, especialmente si son víctimas.

También tenemos que priorizar el acompañamiento sicológico y siquiátrico necesario para las víctimas y sus familias.

Así mismo, debemos tener programas que aseguren el acceso al crédito y la asesoría necesaria para lograr el empoderamiento económico de las mujeres, lo que se puede lograr a través del acompañamiento y mentoría para la creación y operación de empresas y líneas de financiación específica, motivación y estímulos a los empresarios que prioricen la contratación de mujeres en sus empresas y la contratación como proveedores de empresas lideradas o con un porcentaje significativo de mujeres en su nómina.

Las mujeres podemos lograr lo que nos proponemos. Creo en las mujeres empoderadas porque lo he vivido y soy producto de esto. Mi abuela fue emprededora y hasta los 90 años trabajó, porque quizo hacerlo, atendiendo a los clientes en su propio puesto en la plaza de mercado en Cali. Mi madre decidió ser científica y docente, y lo fue hasta su jubilación como profesora del Departamento de Física en la Universidad Nacional en Bogotá. Y yo soy filósofa y mi sueño es ser alcaldesa de Bogotá, y estoy segura de que ser mujer será una ventaja y no una desventaja para lograr este sueño.

Artículo publicado en Kienyke.