Frente a las declaraciones de la Presidente de la JEP, doctora Patricia Linares, al Canal Caracol, el Centro democrático se permite hacer las siguientes observaciones:

  1. La JEP fue creada para avanzar en obtener la verdad de las Farc a cambio de la impunidad que el Gobierno Santos les otorgó; pese a que la mayoría de los colombianos rechazamos su creación en el plebiscito.
  2. Tres años después de estar en funcionamiento el país aun no conoce ninguna verdad; y ninguna declaración individual de las FARC ha sido completa o suficiente.
  3. La cuestionada confesión sobre el magnicidio del doctor Alvaro Gómez Hurtado que ha suscitado tantas dudas ante la opinión pública está lejos de ser probada. ¿Cómo empata esta versión con las evidencias que vinculan los carteles de narcotráfico del Valle del Cauca? ¿Cómo con las declaraciones que vinculan a agentes del Estado?
  4. Preocupa que la doctora Linares sin haber evaluado las pruebas existentes, le este dando credibilidad a esa confesión.
  5. Sería muy grave que esa jurisdicción pretenda apropiarse del caso del magnicidio, obstruyendo así la difícil investigación que ha tenido la justicia ordinaria. La investigación debe continuar hasta esclarecer todos los responsables y juzgar, entre otras cosas, si las FARC mintieron. Lo que los llevaría a perder todos los beneficios de la JEP.
  6. Cabe preguntar a la doctora Linares si ha manifestado los hechos que podría configurar conflicto de interés sobre anteriores gobiernos de Colombia.
  7. Los resultados de la JEP en materia de reconocimiento y atención de las víctimas han sido deplorables. Las víctimas no han podido participar como esperaban en los procesos, la selectividad en el otorgamiento de los recursos y la asignación de abogados han sido varias veces denunciadas por las víctimas. Por eso, las víctimas están buscando que la Corte Penal Internacional actué pues luego de tres años no ven avances. Confiamos en que en las instancias internacionales se logre la sanción a los crímenes como las verdades que están quedando ocultas.
  8. Sigue siendo motivo de preocupación el juzgamiento de nuestras Fuerzas Armadas por una justicia politizada como la JEP. El prometido tratamiento simétrico y diferenciado que se les ofreció sigue sin materializarse. La JEP significa una indebida presión para los integrantes de nuestras fuerzas que se deban someter pues, el único camino efectivo para su libertad sería confesar delitos aunque no los hayan cometido.
  9. Las insinuaciones de que al Centro Democrático o alguno de sus integrantes nos da miedo a la JEP por la verdad que le traerá al país, son irrespetuosas, y reiteran el sesgo de parcialidad de esta justicia y su presidenta.
  10. Nuestro único temor es la impunidad en la que se está sumiendo Colombia. Criminales de lesa humanidad confesos en el Congreso humillan la memoria de las víctimas.