Por María del Rosario Guerra
Senadora
“Vea doctor, mire, ahí le tengo 20 (…) Esa vaina me la dieron así”. Gustavo Petro ríe. Cuenta los fajos de billetes y conversa con su interlocutor sobre “el resto”.
El excomandante guerrillero, exalcalde de Bogotá, excandidato presidencial y hoy Senador de la República pide que la próxima vez sean billetes de mayor denominación. “Es un lío andar con esa vaina así”, reflexiona quien le entrega el dinero. El congresista toma los ocho fajos y los guarda en una bolsa plástica. Le dice a su acompañante: “usted va ahí dentro del negocio”.
Todos vimos el video, no se ha aclarado lo ocurrido. Al mejor estilo de Vladimiro Montesimos en Perú, el senador Gustavo Petro fue registrado por una cámara mientras recibía mucho dinero en efectivo. La fecha está por determinarse, la procedencia del dinero también. ¿Por qué y para qué un líder político incurre en estas cuestionables prácticas mientras es grabado sin que él tenga conocimiento de ello? Esa es la inquietud que hoy tenemos todos los colombianos.
Y es necesario que este tema se resuelva desde lo judicial, desde lo ético y desde lo político. Gustavo Petro no es aún culpable de nada, pero le debe al país muchas explicaciones. Ojalá su respuesta no sea repetir que es víctima de persecución y convocar a manifestaciones que alteren el orden y la tranquilidad de los ciudadanos. Las cuentas deben ser claras, así como lo fueron cuando recibió los millones del video.
Algunas reflexiones frente a este delicado tema:

  • Cuando se reveló el video editado de Óscar Iván Zuluaga conversando con el denominado “hacker” Andrés Sepúlveda, sectores de la izquierda dieron como un hecho la ocurrencia de un crimen y “condenaron” públicamente al entonces candidato presidencial, quien demostró su inocencia. Los mismos sectores hoy reclaman con vehemencia la presunción de inocencia para Gustavo Petro. Tienen derecho a hacerlo, desde luego, el sistema jurídico colombiano parte de esa presunción, pero queda en evidencia su interminable incoherencia.

 

  • Vía Twitter, el senador Petro asegura: “Jamás en toda mi existencia he tenido que ver con algún narcotraficante”. No es cierto. Directa o indirectamente tuvo que ver con los peores. El grupo guerrillero M-19, del cual hizo parte activamente, recibió dinero del Cartel de Medellín de Pablo Escobar. Eso es un hecho histórico, no el mito que pretenden venderle a las nuevas generaciones.

 

  • En esta legislatura la izquierda ha realizado debates en el Congreso de la República que, sin mayores argumentos, se han concentrado en atacar la honra de altos funcionarios del Estado. Señalan de corruptos y faltos de ética a quienes se les antoja, sin revisar –primero- siquiera si tienen la autoridad moral para hacerlo. Es casi irónico: justo en uno de esos debates y gracias a la senadora Paloma Valencia, Colombia conoció los fajos, las incoherencias y el video de Gustavo Petro.