Por: Rafael Nieto Loaiza

Publicado por: El Universal

¿Ganado? No. Ganado se le llama al rebaño de vacas. Esta elección no se gana sino cuando se cierren las urnas. No es momento de triunfalismos.
Pero todo indica que Iván Duque y Marta Lucía Ramírez son los nuevos presidente y vicepresidente de Colombia. ¿Por qué? Varias razones.
Una, son muy buenos candidatos. Serios, disciplinados, estudiosos, trabajadores, sin una mancha de corrupción ni un pasado para esconder, conocedores del país y con liderazgo y una propuesta de gobierno sensata y sostenible.
Dos, la gran alianza por Colombia. Hoy ningún partido político está en capacidad de ganar solo unas elecciones presidenciales. Las alianzas son indispensables. Apostar por la consulta del 11 de marzo, además, consolidó la unión con las bases conservadoras. La alianza se amplió después de la primera vuelta y hoy arropa a ciudadanos de los más distintos partidos. Preservar esa alianza es una necesidad. La política se está moviendo hacia dos polos, uno de izquierda que saldrá muy fortalecido en estas elecciones y que rompió el techo histórico de esa corriente; y uno de centro derecha que urge para contener la amenaza populista y gobernar con metas de mediano y largo plazo. El nuevo gobierno no puede ser bueno: debe ser excelente.
Tres, el fracaso de las maquinarias. No se mueven sino por sus propios intereses y cuando se arropan en un candidato con posibilidades reales de ganar.
Cuarto, el triunfo del NO en el plebiscito dejó enseñanzas políticas que aprendió el Centro Democrático: que no hay imposibles; que es posible ganar contra el establecimiento y sin gobernaciones o alcaldías; que los medios tradicionales no son indispensables y hoy las redes sociales son un mecanismo fundamental para la política; que se puede hacer con austeridad y sin sumas multimillonarias; que lo fundamental está en un buen candidato y en programas e ideas serias y bien formuladas.
Quinto, el rechazo a Santos y su gestión. Gran perdedor de esta contienda, todos sus candidatos fueron derrotados: de la Calle y Vargas Lleras en primera y ahora Petro en la segunda. Lo que toca Santos, lo pudre. ¿Qué vendrá para Santos? Confiemos en que no le den permiso para salir del país mientras que lo sabemos.
Sexto, el miedo a Petro. Por mucho que se comportó como un camaleón entre primera y segunda vuelta y donde dijo a, ahora dice b, no fue suficiente para engañar a las mayorías. De Petro no asusta tanto que haya estado dispuesto a asesinar a quienes no piensan como él, sino la combinación de sus asesorías a Chávez y su defensa de lo que él mismo llamó “neopopulismo”, su pésima gestión como alcalde de Bogotá, su clientelismo, su desprecio por las instituciones, su propuesta económica socialista, su personalidad megalómana y autoritaria, y su discurso de odio y lucha de clases.
*Abogado y analista político
“De Petro no asusta tanto que haya estado dispuesto a asesinar a quienes no piensan como él, sino la combinación de sus asesorías a Chávez (…)”