El expresidente ha tenido que asumir la defensa de los proyectos del Ejecutivo.
El jueves pasado, la bancada costeña, integrada por más de 40 congresistas de todos los partidos, buena parte de ellos de mucho peso político y reconocimiento, tuvo un encuentro con el presidente Iván Duque para buscar soluciones al problema de Electricaribe. Y a la cita invitaron al expresidente Álvaro Uribe.
¿Por qué lo invitaron? Porque él juega un papel determinante, no solo en la búsqueda de consensos, sino que tiene influencia entre los legisladores y, por supuesto, en el gobierno.
Y les fue bien invitándolo. Uribe fue uno de los que más se esforzó en hallar una solución para superar los problemas que tiene la costa Caribe con la electricidad.
En eso se ha convertido el exmandatario. En un buen componedor. En alguien que, en términos del fútbol americano, sería el mariscal de campo.
Es evidente que no goza del aprecio de todos los sectores y sus contradictores no han desaprovechado oportunidad para cuestionarlo, pero también lo escuchan y saben que con él pueden buscar consensos.
Prueba de ello se vio a finales de octubre, cuando el expresidente, en procura de salvar un proyecto de la senadora Paloma Valencia (Centro Democrático) para crear una sala especial para los militares en la JEP, se reunió con sus más férreos opositores en el Legislativo.
Uribe, quien obviamente respaldaba la iniciativa de su partido, llegó presuroso en esa oportunidad a la Comisión Primera del Senado cuando el proyecto estaba a punto de hundirse.
Tras su llegada, la comisión decidió iniciar una nueva discusión entre todos los sectores en procura de hallar una solución.
Uribe terminó en un diálogo a puerta cerrada buscando acuerdos con sus más duros contradictores: los congresistas de Farc, el senador Iván Cepeda, del Polo, y los ‘verdes’. Al día siguiente volvieron a reunirse y lograron un acuerdo, sin el apoyo del
Polo ni de Farc.
La iniciativa terminó hundiéndose días después, pero Uribe mostró que no tiene problema en sentarse frente a sus enemigos políticos a buscar coincidencias.
Precisamente en aras de ayudar en el avance de los proyectos en el Congreso y de paso colaborar con el Gobierno de su pupilo Iván Duque, Uribe también se ha reunido con el exvicepresidente Germán Vargas y el expresidente César Gaviria.
Esta práctica se ha convertido en una obsesión para el jefe del Centro de Democrático. Siempre trata de salvar la agenda legislativa del Gobierno, que hasta ahora no ha logrado concretar mayorías en el Congreso.
Hace pocos días, Uribe dijo que se debe “apoyar” al presidente Duque en la búsqueda de la mejor solución tributaria y planteó una “coalición interpartidista para concertar y apoyar las reformas del Gobierno”.
“Es el defensor número uno del Gobierno en el Congreso; ha estado trabajando para que las bancadas se unan y ha logrado importantes consensos no solo en la Comisión Séptima, de la que es integrante, sino en otras comisiones y en la plenaria”, dijo la senadora uribista Ruby Chagüi.
“En las plenarias, Uribe está pendiente de todos los proyectos, de todos, y cuando se intensifica el debate, plantea alguna solución”, dijo Ernesto Macías, presidente del Senado.
Según Macías, Uribe es como “el jefe del grupo de pararrayos” del Gobierno, que “siempre está listo para salir a defender al presidente Duque”. Para Macías, de no ser por Uribe, “muchos de los proyectos ya se habrían hundido”.
Buscando salidas
Aunque no forma parte de las comisiones económicas, Uribe se metió al grupo de ponentes para salvar el ajuste tributario; claro, después de que él mismo había sido el primero en atacar el aumento del IVA a la canasta familiar, que terminó pasándole cuenta de cobro al presidente Duque.
El senador Richard Aguilar (Cambio Radical) resaltó que Uribe “llegó con ánimo constructivo y reflejó su preocupación para que el Gobierno pudiera cumplir con el gasto social. Fue a aportar y a fijar su posición, y en este tema fue más claro que el Gobierno”, contó Aguilar.
El senador liberal Mauricio Gómez Amín ve al exmandatario “acercando mucho al Gobierno al Congreso” y lo considera “algo así como un superministro”.
Para nadie es un secreto que a Uribe le interesa que a Duque le vaya bien, no solo por ser su pupilo, sino porque sabe que el año entrante hay elecciones locales en las que va a buscar ese poder con su partido. Incluso están pensando en el 2022.
Y si a Duque le está yendo bien, eso puede favorecer su partido. De acuerdo con Patricia Muñoz Yi, profesora de la Universidad Javeriana, Uribe “está buscando constituirse” en esa pieza fundamental en el Congreso. “Sigue siendo quien se echa al hombro el partido y desea echarse al hombro el Gobierno. Vamos a ver cómo le sale esto”, agregó Muñoz Yi.
Publicada por El Tiempo