Por: Gabriel Vallejo
@GabrielJVallejo
Cuando tomé la decisión de aspirar a la Cámara de Representantes, lo hice pensando en mi hija Belén que venía en camino. Pensar en que ella nacería y crecería en un país tan convulso, inundado en corrupción y con oportunidades solo para unos pocos, me motivó a incursionar en el mundo de la política y así aportar mi grano de arena por una Colombia mejor, para todos, pero principalmente para los niños y niñas como Belén.
Hoy casi un año después, sigo fiel a mis principios y a la idea que hoy me trajo a ocupar una curul en el Congreso de la República. Persiguiendo ese objetivo, llevo a hombros varias responsabilidades, entre ellas respaldar a los candidatos que serán postulados a los diferentes cargos de elección popular de Risaralda, escogidos por la Dirección Nacional del Centro Democrático.
Asumo el reto. Nuestro departamento merece personas éticas, profesionales y morales que tengan capacidades de dirigir a Risaralda, a nuestros municipios y a ‘La Perla del Otún’ con transparencia, sin compromisos políticos, con las manos limpias. Es hora de erradicar el pago, permuta o tráfico de favores politiqueros, porque de lo contrario nuestra sociedad estará condenada por siempre.
El Centro Democrático abrió la oportunidad a todos los colombianos de inscribirse como precandidatos sin importar la vertiente o el tinte político. El proceso empezó en diciembre, con base a los protocolos y al procedimiento establecido en el partido, el cual decidió vincular las bases, los comités municipales y el Comité Departamental para un mayor consenso.
Hace unos días, y apegados al protocolo de evaluación y calificación definido por el partido, el Comité Departamental preseleccionó a quienes considera deben ser los candidatos para los comicios del 27 de octubre. La última palabra la tendrá la Dirección Nacional, liderada por Nubia Stella Martínez y no desconfío de su criterio. Risaralda se puso la camiseta e hizo el esfuerzo de postular hombres y mujeres que tengan la capacidad de recuperar, quizás el valor más deteriorado de nuestro tiempo frente a la clase política: la confianza.
Es hora de retomar el rumbo, dar un paso adelante y demostrar de que estamos hechos los risaraldenses. Hoy es el día para escribir una nueva página en la historia de Risaralda, Pereira y sus demás municipios.
Nos llegó el momento de ponerle el pecho a la brisa para respaldar personas que nos devuelvan la confianza en el servicio público, por el bien de nosotros y de las futuras generaciones basta de egoísmo e indolencia, no más sectarismos políticos que lo único que logran es abrir brechas para que la corrupción gane terreno; hoy nos toca pensar en el futuro, en nuestros niños y jóvenes, en nuestra patria.
Risaraldenses, las cartas están sobre la mesa, con unos aspirantes de lujo como hacía muchísimos años esta región del país no tenía. Por esta razón y sin titubear puedo decirles: ¡Es ahora o nunca! ¡Ni un paso atrás!