Por: Nicolás Pérez
Senador de la República
Desde el Gobierno Nacional se pueden hacer obras, ejecutar el presupuesto de inversión más alto de la historia, promover alivios tributarios o crear líneas de crédito flexibles para las empresas, pero nada de eso sirve si el consumo de los hogares no aumenta. Ese es el verdadero motor que dinamiza la economía y que será clave para continuar recuperando los puestos de trabajo perdidos.
Para ese fin, se tomaron dos medidas de vital importancia. En primer lugar, se agendó el tercer día sin IVA para el próximo 21 de noviembre, donde se esperan superar las ya exitosas cifras de las dos primeras jornadas, las cuales reportaron ventas por $5 y $4.4 billones respectivamente, lo que representa un crecimiento de más de tres veces el promedio de $1.4 billones que se registra un día común y corriente.
A esto, hay que adicionar el hecho que el comercio electrónico tuvo un incremento del 800% en la primera jornada, tendencia que se extendió para la segunda ocasión, a tal punto que el pasado 3 de julio fue el día de mayores transacciones virtuales en la historia de Colombia.
En segundo lugar, se adelantó el pago de la prima de diciembre por $1.4 billones para los 1.2 millones de funcionarios públicos del nivel nacional. Al respecto, cabe señalar que el Gobierno no puede obligar al sector privado ni a los entes territoriales a hacer lo mismo, razón por la cual frente a ellos debió limitarse a extenderles la invitación para que repliquen esta medida, dado que eso permitiría ampliar el número de beneficiarios a más de 7.7 millones de personas.
Ahora bien, la importancia de adelantar la prima recae en dos aspectos fundamentales. El primero, incrementa los niveles de consumo en fechas como el día sin IVA y el Black Friday, toda vez que, por ejemplo, el año pasado el 47% de los colombianos utilizaron los recursos de esta prestación para las compras navideñas y turismo.
Además, la concurrencia con estas jornadas genera un significativo ahorro para los hogares, más aún si se tiene en cuenta que para las compras de fin de año en 2019 el 42% de los colombianos gastaron $600.000 o más, el 21% entre $400.000 y $600.000, el 20% entre $200.000 y $400.000 y el 17% hasta $200.000. Cifras que ahora tendrán una variación del 19% a favor de los compradores.
A lo anterior, hay que adicionar el hecho que para esta temporada, a diferencia de la vigencia anterior, el Gobierno Nacional ya puso en marcha la devolución del IVA a 1.000.000 hogares, propuesta que impulsamos desde el Congreso y con la cual las familias más vulnerables del País tendrán a disposición $75.000 adicionales correspondientes al pago bimensual de esta época.
El segundo, teniendo en cuenta que el año pasado el 28% de las compras navideñas se realizaron del 1 al 15 de diciembre y el 43% del 16 al 24 de ese mes, estamos evitando un peligroso foco de contagio que bajo ninguna circunstancia podemos asumir en estos momentos.
En efecto, lo peor que le podría pasar al País es someterse a nuevos confinamientos en plena época de vacaciones, donde sectores como el turismo esperan equilibrar medianamente las finanzas después de una de las épocas más difíciles de los últimos años.
En definitiva, con estas medidas se esperan proteger los 4.2 millones de empleos que genera el comercio en el País. La reactivación económica está en marcha, pero requiere del consumo de todos los colombianos para que se fortalezcan las cadenas de producción de los bienes y servicios ofrecidos en el mercado.
Ya de por sí vimos que a septiembre el País logró recuperar 3.7 de los 5 millones de empleos perdidos por la pandemia, volvimos a tener más de 20 millones de personas ocupadas y el índice de confianza del consumidor pasó de -41.3% en abril a -18.6% en octubre. Ahora, necesitamos que la temporada navideña adelantada no solamente irradie de felicidad a los hogares, sino que potencie la recuperación de un País que jamás se ha dado por vencido y cuya capacidad de resiliencia es mayor que cualquier adversidad que se avizore en el camino.