Por: Nicolás Pérez,
Senador de la República.
No nos equivocamos cuando creamos los días sin IVA en la Ley de Crecimiento Económico de 2019 y la Ley de Inversión Social de 2021. Una medida que le da un respiro a las finanzas de los hogares colombianos y permite una masiva inyección de recursos al mercado que posibilita la recuperación económica y la generación de empleos.
Si analizamos las cifras, el resultado de la primera jornada fue mejor de lo esperado. El País registró $9.8 billones en ventas, muy por encima de los $5.8 billones que hubo en el último día sin IVA del 2020, lo que demuestra varias cosas.
Por un lado, la fuerte reducción que ha tenido el desempleo en 2021, que para septiembre cayó al 12.1% después de haber llegado al 21.4% en mayo de 2020, se ha visto reflejado en una mayor capacidad de gasto de las familias. De hecho, en estos momentos estamos a tan solo 500.000 empleos de retornar por completo a las cifras de pre pandemia, lo cual va ligado a la esperanzadora proyección de crecimiento económico para este año que, entre otros, el Banco de la República ya ubicó en el 9.8%.
Por otro lado, programas sociales de emergencia como el Ingreso Solidario, cuya financiación garantizamos en el Presupuesto General de la Nación de 2022, han sido eficaces para mitigar el impacto de la crisis y darles a las familias de menores ingresos la posibilidad de adquirir bienes y servicios de primera necesidad a un precio mucho más accesible.
En especial, porque el 19% de IVA que tenemos en Colombia es excesivamente alto. Por ejemplo, en Estados Unidos la tarifa del impuesto a las ventas, que varía dependiendo de cada estado, se ubica en un promedio de 6% a 7%, más de 10 puntos porcentuales menos que lo que pagamos nosotros.
Además, al ser un sistema federal todos los estados terminan compitiendo entre sí para atraer inversión a sus territorios, lo cual logran disminuyendo la tarifa y estableciendo incentivos puntuales, tal como sucede, por mencionar varios casos, en Nueva York, donde la ropa de menos de US$110 está exenta de taxes, o con la figura de los sales tax holidays, es decir, los días sin IVA en territorio americano que ofrecen una oferta de beneficios que cada estado fija autónomamente.
Sin embargo, en Colombia tenemos un sistema centralista donde es el Gobierno Nacional, y no los Departamentos, quien recauda un IVA que ha sido previamente fijado por el Congreso para todo el País, situación que no permite generar un modelo de competencia tributaria territorial en este aspecto y no tiene en cuenta las diferencias que existen de capacidad adquisitiva entre regiones.
Al fin y al cabo, no termina siendo justo que Departamentos como Chocó, La Guajira o Vaupés que tienen un mayor porcentaje de necesidades básicas insatisfechas tengan que pagar el mismo 19% de IVA que Bogotá, Antioquia, Atlántico, Cundinamarca o Valle del Cauca, donde los hogares, en general, tienen mayores ingresos económicos, realidad que se vio reflejada en la jornada del jueves, toda vez que el crecimiento en ventas en estos cinco territorios osciló entre el 235% y el 377% frente al último día sin IVA del año pasado.
Debido a lo anterior es que son tan relevantes estas medidas, donde, en últimas ganan todos: las familias de todas las regiones acceden a bienes y servicios con un descuento de casi una quinta parte, los comerciantes equilibran sus balances, se protegen los puestos de trabajo existentes, se crean más empleos y el Gobierno compensa lo que deja de recibir por IVA a través de otros tributos como la renta, que se ve favorecida al tener ventas masivas, y con la adquisición de ítems no cobijados por este beneficio.
Y este último aspecto sí que es importante. Contrario a lo que se podría creer, en materia de impuestos un incremento permanente de las tarifas no necesariamente redunda en un mayor recaudo fiscal, dado que entre más tributos se cobren menor es la capacidad adquisitiva de los consumidores y más se espanta la inversión, con lo cual se afecta la cadena de consumo que permite inyectarle recursos al mercado y generar más empleos.
Por eso, más que pensar en subir y subir impuestos como siempre ha pasado en Colombia, debemos contemplar la posibilidad de reducir varios tributos para potenciar la economía a través de un mayor gasto en consumo. Mientras eso sucede, dado que para lograrlo se requiere un gran consenso en una reforma tributaria estructural, los días sin IVA se posicionan cada vez más como un mecanismo efectivo de reactivación y crecimiento económico.