Por: Nicolás Pérez
Senador de la República
Después de un mes de aislamiento donde solamente estaban en operación sectores esenciales como el hospitalario o el de alimentos, este lunes afrontamos un punto de quiebre que permitirá iniciar el camino hacia la necesaria reactivación económica del País: la vuelta al trabajo de la construcción y la manufactura.
Estos dos sectores, cabe resaltar, ocupan en total a cerca de 4 millones de personas. Por un lado, en la construcción estaban paralizados 1.901 proyectos para construir 238.588 residencias por un valor de $53.4 billones, más los $27 billones en que se avalúan los insumos necesarios para llevar a cabo esta operación.
En total, de esta actividad perciben su ingreso 1.52 millones de personas. Es decir, el 6.8% del total nacional. Ahora bien, como la vuelta al trabajo es progresiva el Ministerio de Vivienda estima que son 980 mil trabajadores los que iniciarán labores este lunes.
Por otro lado, la manufactura ocupa a 2.5 millones de personas. Puntualmente, en este proceso se reactivarán ocho subsectores que se estima permitirán que 1.2 millones de colombianos retomen labores. De esta cifra, al igual que con la construcción, habrá una reactivación progresiva donde se prevé que 800 mil individuos salgan a la calle en un primer momento.
Ambos sectores son vitales para nuestro País. Además, su operación permitirá que 197.043 empresas revivan después de un mes de parálisis. Específicamente, 105.792 en la construcción y 91.251 en la manufactura.
Sin embargo, aunque este proceso es necesario para proteger los empleos mencionados y permitir que las compañías no quiebren como consecuencia de la cuarentena, el principal reto que esta decisión conlleva es la previsible congestión de los sistemas de transporte.
Me explico: aunque en los sitios de trabajo es posible implementar protocolos que permitan mantener la producción garantizando un distanciamiento que evite un eventual contagio, en los buses la situación es completamente diferente.
Actualmente, el Gobierno estima que los sistemas de transporte operan con una ocupación cercana al 16 %, pero con cerca de 1.7 millones de personas saliendo a trabajar desde el lunes ese indicador fácilmente podría superar el 35 %, cifra que se ha establecido como el tope máximo al que se puede llegar.
Por ejemplo, Camacol proyecta que el 47 % de los trabajadores de la construcción en Bogotá se movilizan en transporte público. En Medellín, por su parte, la Alcaldía estima que 500.000 personas nuevas saldrán a la calle para sumarse a las 300.000 que en estos momentos circulan.
Debido a lo anterior, es vital que se tomen un conjunto de medidas que eviten que los buses se conviertan en el principal foco de contagio y, con esto, perdamos todo lo ganado con el mes de aislamiento.
En primer lugar, es indiscutible que los sistemas deben operar al 100% de su capacidad. Obviamente, esta situación conllevará un esfuerzo presupuestal importante, pero de lo contrario es imposible mantener la distancia requerida entre los usuarios. En especial, cuando estamos en el pico de contagios del virus.
En segundo lugar, ahora más que nunca es necesario promover el uso de la bicicleta y otro tipo de medios de transporte alternativos. Para ello, los Alcaldes deberían contemplar habilitar algunos corredores viales para que los trabajadores se movilicen de forma segura por estos espacios. Al no haber tráfico de carros significativo en este periodo tal opción es viable, lo cual permitiría disminuir la presión a los sistemas masivos.
En tercer lugar, es imperioso que las empresas establezcan horarios de producción diferenciados. Es decir, si todos los empleados ingresan y salen a la misma hora nada se hace, dado que la congestión en el transporte será inevitable. Para ello, es vital la supervisión y el acompañamiento del Ministerio del Trabajo.
La reactivación progresiva que veremos a partir del lunes es más que necesaria para comenzar la recuperación económica del País. Miles de empleos están en juego. Sin embargo, sin adoptar este tipo de medidas la cura puede salir más cara que la enfermedad y los sitemas masivos de transporte se convertirán en el principal impedimento para disminuir la curva de contagios.