Por: Enrique Cabrales, Representante a la Cámara
Aunque crecimos estudiando la democracia en cada nivel escolar, todavía nos falta mucho por aprender sobre esta. En los últimos cuatro años, que por cierto han sido electorales, se ha podido vislumbrar lo lejos que estamos de convivir en una democracia real.
El Ex presidente de Los Estados Unidos, Abraham Lincoln decía que “La democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo, para el pueblo”. En Colombia tenemos dos tipos, la representativa y la participativa, esto quiere decir que el ciudadano no solo elige a quienes quieren que los represente en el poder, sino que también puede ser gestor e intervenir sobre las grandes decisiones que se tomen en el país, por medio de los mecanismos de participación ciudadana que la Constitución nos otorga.
La pregunta es, si realmente los ciudadanos son conocedores de cuáles son estos mecanismos de participación y la importancia que representan para que el poder resida efectivamente en el pueblo. Donde quiera que esté leyendo esta columna, lo invito a que nombre 3 de los 7 mecanismos que nos otorga nuestra democracia participativa. Si no lo logra, al final de la columna los nombraré.
En el año 2017 se convocaron más de 12 procesos de revocatoria de mandato sin que ninguno alcanzará el umbral. El poco compromiso de los ciudadanos para acudir a las urnas es evidente y aún más preocupante es que la democracia cuesta y estos procesos electorales tienen como consecuencia un desgaste fiscal y estatal. Es un derecho, pero también un deber acudir a las urnas para hacer valer la voz.
Adicional a la alta abstención que se vive en Colombia, hay una situación más preocupante y es la evidente división de gustos políticos que se ha generado. El problema no radica en parcelación de gustos o preferencias políticas, sino en la baja posibilidad de entablar una discusión o debate bajo el respeto y la tolerancia. Cada día los insultos entre quienes piensan diferente son más grandes y es acá donde se gesta realmente una problemática en el país.
Es importante entender que, la verdadera democracia no muere en las urnas, el hecho de poder convivir con quienes piensan diferente, nos hace unos seres verdaderamente democráticos y esta civilidad solo se alcanza cuando los argumentos que tenemos para defender nuestra postura son más grandes que los gritos e insultos.
Es precisamente el motivo por el cual escribo esta columna. Es realmente alarmante ver que hay amistades y familias que se han separado porque no toleran que su par tenga un pensamiento diferente al suyo, eso nos lleva años luz atrás de lo que verdaderamente es la civilidad.
La invitación es que todos respetemos, debatamos con argumentos y soluciones sólidas y dejemos de un lado los insultos, la intolerancia y el irrespeto, sin importar el color de bandera política que queramos defender, sin importar cuáles candaditos preferimos, sin importar si son de izquierda, centro o derecha.
Para las elecciones convocadas el próximo 27 de octubre, se deben estudiar las propuestas, leer de dónde viene el candidato y que quiere para su localidad, municipio, distrito o departamento, etc., para con esto tener no solo unas elecciones trasparentes, sino unos comicios donde sean al ideas las protagonistas por encima de la irracionalidad y las emociones.
De acuerdo con el artículo 103 de la Constitución Colombiana, “son mecanismos de participación del pueblo en ejercicio de su soberanía: el voto, el plebiscito, el referendo, la consulta popular, el cabildo abierto, la iniciativa legislativa y la revocatoria del mandato”.