Alejandro Corrales

Senador Cafetero

 

La llegada de la minga indígena a Bogotá ha traído gran revuelo mediático, la presencia de más de 7.000 personas en la capital pone en riesgo la salud y la vida de los bogotanos, la cual ya se encuentra en grave riesgo debido a la permisividad de la alcaldesa de Bogotá con cualquier manifestación que le sirva de trampolín político.

Es un hecho que desde hace meses la izquierda viene construyendo una campaña de desprestigio contra el Gobierno Nacional, alimentando la polarización y el odio en el país, su objetivo es llegar a la casa de Nariño a como de lugar, aún si para eso deben incendiar el país primero. Ya lo dice una frase muy popular “Cuando la izquierda pierde una elección, intenta destruir el país. Cuando gana, lo consigue”.

Aunque al parecer para muchos el coronavirus ya se fue, no es cierto, los casos se elevan y una nueva ola puede estar más cerca de lo que pensamos, por esta razón es irresponsable y mezquino que algunos opositores del gobierno inviten a la gente a marchar desde la comodidad de sus casas. En un momento donde la unidad es el factor principal para salir a flote, las jugadas de algunos por seguir hundiendo el país son una vergüenza y merecen el reproche de todos nosotros.

En lo personal me preocupa profundamente que utilicen a comunidades indígenas con fines políticos, que hayan personas diciendo que este gobierno no cuida de su gente, pero al mismo tiempo se quejen de la aspersión aérea y miran a otro lado mientras crecen los cultivos de coca en el Cauca, no nos digamos mentiras, quienes asesinan a nuestros indígenas son las bandas del narcotráfico como las Farc y el ELN, lo que esta acabando con el Cauca es la ilegalidad y el odio de algunos que no permiten que el ejército ingrese al territorio a erradicar la coca.

Tan solo el martes la Fuerza Pública desmanteló 63 laboratorios de coca en Cauca y Caquetá, una barbaridad, pero un fuerte golpe a ese cáncer que tanto mal le hace a nuestra delicada democracia.

Hoy nuestra institucionalidad es víctima de un juicio político perpetrado por los enemigos de la legalidad y el deber ser, no podemos caer en su juego ni dejarnos llevar hacia el abismo de la perdición. Quienes están detrás de este elaborado plan nunca verán decaer esta Colombia que ha llevado años construir, nos veremos en el 22 más fuertes y unidos contra el fantasma del socialismo que ha acabado con Argentina, Nicaragua y Venezuela, y ahora quiere venir por nosotros. No lo podemos permitir. Ojo con el 2.022