José Félix Lafaurie Rivera

@jflafaurie

 

Entre 2015 y 2019, el Fondo Agropecuario de Garantías pagó 787.000 millones de pesos en siniestros del crédito de fomento. En 2019, el 85% de esos incumplimientos, por 215.000 millones, correspondió a créditos fallidos de pequeños productores.

 

¿Acaso los pequeños productores se embarcan en cuantías exorbitantes? No. Los 215.000 millones reclamados al FAG corresponden a 41.000 créditos, con un promedio que apenas supera los 5 millones por deudor.

 

¿Acaso los campesinos son “malas pagas”? Tampoco. El campesino, en medio de su sencillez y su pobreza, es devoto de la palabra empeñada y el cumplimiento de sus compromisos.

 

Ya respondí desde el primer párrafo. Se trata de créditos fallidos, o mejor, de “proyectos fallidos” desde su origen; huérfanos de Asistencia Técnica Integral que garantice su viabilidad en la aprobación  y su posterior ejecución exitosa.

 

En la cartera de redescuento, administrada en un 79% por el Banco Agrario y refugio de los pequeños, la asistencia técnica no pasa de una precaria visita de control de inversión.  En la sustitutiva, a los bancos no les interesa y a sus clientes menos, pues en su mayoría no son productores rurales.

 

Durante cinco años, FEDEGÁN desarrolló un proyecto de Gestión Crediticia con Asistencia Integral, que colocó 180.000 millones de pesos; un verdadero “acompañamiento” al productor, con caracterización inicial, diseño del proyecto productivo, estructuración del crédito cuando fuera necesario, control de inversión y seguimiento permanente. Así pues, mi convicción sobre el tema no es solo  conceptual, sino experiencial.

 

El objetivo inmediato de la Asistencia Técnica Integral es el aumento de la productividad, para que el productor mejore su ingreso, pero no solo con la finalidad de que logre pagar la deuda, sino con una de profundo sentido social: mejorar sus condiciones de vida y, para el pequeño, superar la trampa de pobreza y acceder al bienestar.

 

La Asistencia Técnica Integral, ligada al crédito de fomento, debe ser obligatoria y un servicio tercerizable a través de los gremios, como primer contacto con el productor, sin menoscabo de las Empresas Prestadoras del Servicio de Extensión Agropecuaria (EPSEA). Así concebida, está llamada a jugar un papel clave en la transformación del campo a través de la modernización productiva de sus bases: los pequeños productores.

 

Es importante fortalecer el FAG y crear un Sistema Móvil de Garantías para el aseguramiento frente a la ocurrencia de un siniestro; pero la mejor garantía de un crédito, y el mayor beneficio para el productor, es una Asistencia Técnica Integral que evite el siniestro y le permita un mejor futuro.

 

Un proyecto viable financiado con crédito de fomento no es aquel que logra pagarle al banco;  es aquel que logra transformar la vida del deudor.