José Félix Lafaurie Rivera
@jflafaurie

“Ese tipo Villavicencio que se tenga de las orejas, porque que me lo clavo, me lo clavo…”. Parece declaración de guerra de pandillero, pero es de la exsenadora, excandidata presidencial y consentida de Maduro y del expresidente Correa, Piedad Córdoba, alias “Teodora” entre sus amigos de las Farc…, aunque lo niegue.

¿Por qué tan brava Teodora? Porque terminó mencionada en el documento que “ese tipo”, Fernando Villavicencio, presidente de la Comisión de Fiscalización de la Asamblea Nacional de Ecuador, junto con otros asambleístas, le entregó oficialmente al gobierno colombiano, en cabeza del presidente Duque, y al Congreso de la República, en cabeza de su presidente, el senador Juan Diego Gómez, sobre la red de corrupción de Alex Saab en Venezuela y en su país, donde, con la complicidad de Correa, desfalcó a la reserva nacional.

Ahora resulta que Piedad no conoce a Saab, no viajó en sus aviones ni ha hecho negocios con el testaferro de Chávez y Maduro, exembajador plenipotenciario de Venezuela en África y exnegociador con la oposición en México, nombramientos con los que Maduro no logró detener la extradición a Estados Unidos. Curioso que ni lo conozca, porque Saab hizo parte del círculo cercano de los dos dictadores, corte de elogios mutuos y negocios turbios donde Piedad es bien recibida.

En abril de 2021, Gerardo Reyes, director de Investigación de Univisión y ganador de un Pulitzer, publicó un libro sobre Saab, donde reseña sus negocios sucios y sus vínculos cercanos con Chávez, Maduro y Piedad Córdoba, quien hasta le “palanqueó” con sus compadres la devolución de ¡30 millones de dólares!, dizque de buena gente y sin ningún interés económico. ¡Uhm!

La negación es la expresión de la traición. Samper, con elefante a sus espaldas, negó a Botero, su jefe de campaña; Santos, negó a Uribe en la JEP y, por ahí derecho, lo acusó de estrategias que propiciaron los falsos positivos. El mismo Santos, en 2011, no sabía quién era el empresario colombiano -Saab- que, en solemne ceremonia con Chávez y Maduro, firmó millonario convenio entre su empresa de fachada y el gobierno venezolano.

De Petro, ni se diga. “Aureliano” no niega al M19, pero nada tuvo que ver con asesinatos, secuestros ni alianzas con narcos para atacar a la justicia. En 2021, el exjefe de inteligencia de Chávez, en declaración ante la Audiencia Nacional de España, incluyó a Petro entre los políticos “receptores de dinero” del gobierno venezolano, acusación que ya le había hecho Diosdado. Como era de esperarse, Petro apenas reconoce amistad con Chávez, no conoce a Carvajal y no es amigo de Maduro.

No hay hechos aislados en las estrategias de la izquierda. El senador narconovelista Bolívar equipa a los vándalos de la Primera Línea, pero lo niega; el alcalde de Cali les entrega la ciudad a las milicias del ELN, pero lo niega, mientras la de Bogotá niega la acción abnegada de los policías y también su apoyo evidente a “sus pelaos”, y los senadores farianos callan ante el narcoterrorismo de sus disidencias, mientras añoran a Tirofijo, Márquez y Santrich.

Santos niega, detrás de su medalla, haber traicionado la democracia en el plebiscito y negociado el Estado con unos bandidos, por una paz que nunca llegó. Para los neocomunistas, la negación es un escudo para seguir atacando; por eso el disfraz de “progresistas” mientras le dan el zarpazo a la democracia.

¿Qué esperar de consumados traidores, si hasta el bueno de Pedro negó a Jesús tres veces? Solo nos queda negarlos a todos ellos en las urnas y salvar a Colombia.