Por: Nicolás Pérez

Senador de la República

febrero 2021

Asumir la cartera de defensa y liderar a los 442.864 soldados y policías de la Patria no es tarea fácil. Las dificultades que afronta Colombia son inmensas y se requiere de un liderazgo determinante para derrotar el narcotráfico, garantizar el control territorial de toda la geografía nacional y brindarle tranquilidad a la población. Estos son los tres principales retos que deberá afrontar el nuevo Ministro, Diego Molano.

 

  1. Erradicación de cultivos ilícitos.

El narcotráfico es el motor de la violencia en Colombia. Eso está más que comprobado. La lucha por el control de este negocio tiene unas consecuencias devastadoras en las regiones del País, incluidas las masacres y los asesinatos de líderes sociales.

Por eso, es fundamental que el Gobierno profundice aún más la labor que viene desempeñando para combatir este flagelo. Un gran primer logro fue detener la tendencia de crecimiento de los cultivos, los cuales se dispararon de 48.000 hectáreas en 2013 a 169.000 en 2018. Sin embargo, la tarea está lejos de terminar.

Como tal, en 2020 se erradicaron manualmente 130.000 hectáreas. Aunque la cifra es alentadora, hay que analizarla con cautela por tres razones. La primera, el gran problema de este proceso es que presenta unos niveles de resiembra demasiado altos. Por ejemplo, en 2019 se eliminaron por este mecanismo 94.000 hectáreas, pero de acuerdo a las estadísticas de la ONU la reducción final de 2018 a 2019 fue de tan solo 15.000 hectáreas, lo cual denota su ineficacia.

La segunda, a corte de 30 de septiembre de 2020 había 16.095 uniformados adelantando labores de erradicación manual, una cifra extremadamente alta si se tienen en cuenta las demás problemáticas de seguridad que afronta el País y que se dejan de atender por destinar miembros de la Fuerza Pública a esta labor. De hecho, con este personal se lograría cubrir casi dos veces el déficit de 9.000 policías que tiene Bogotá, una ciudad que hoy está prácticamente capturada por la delincuencia.

La tercera, la erradicación manual es terriblemente riesgosa para los soldados y policías que la adelantan. Nada más en 2018 hubo 81 víctimas en este proceso como consecuencia de las minas y los atentados que se perpetran en contra de los uniformados. Algo completamente inaceptable.

 

Debido a esta situación, es urgente que el Ministerio retome cuanto antes la fumigación aérea, el único mecanismo que ha demostrado ser eficaz para reducir los cultivos ilícitos. En efecto, gracias a esta herramienta se lograron disminuir de 145.000 hectáreas en 2001 a 48.000 en 2012, una tendencia histórica que difícilmente volveremos a observar si nos limitamos a arrancar las matas de coca una por una.

 

  1. Combate a los Grupos Armados Organizados

Actualmente en Colombia operan cinco grandes estructuras criminales: Eln, Caparros, Pelusos, Clan del Golfo y las disidencias de las Farc. Nada más estos últimos, de acuerdo a reportes de inteligencia, a corte de junio de 2020 concentraban a 4.927 personas a través de 36 estructuras que hacen presencia en 168 municipios. Una verdadera amenaza para la seguridad nacional.

Tan es así, que el accionar de estos grupos está estrechamente ligado a las serias dificultades de orden público que hay en zonas como el Catatumbo, el Bajo Cauca Antioqueño o Urabá. Secuestros, extorsión, reclutamiento de menores y homicidios son algunas de las consecuencias de la operación de estas estructuras, las cuales deben ser combatidas con toda la autoridad del Estado. Sobretodo, utilizando a plenitud la capacidad aérea de las Fuerzas Militares, el factor desequilibrante con que no cuenta el terrorismo.

 

  1. Seguridad urbana

A pesar que no es una responsabilidad exclusiva del Ministerio, dado que en esta confluyen los mandatarios locales, es urgente que desde el Gobierno Nacional se adopten medidas para mejorar las alarmantes cifras de inseguridad que se ven en ciudades como Cali o Bogotá, la cual en 2019, antes de la cuarentena, registró 127.828 hurtos a personas.

De hecho, para nadie es un secreto que la seguridad urbana es la gran tarea pendiente que tiene el País en este sector, toda vez que la impresionante ofensiva militar que permitió recuperar en el pasado la libertad en las zonas rurales dista radicalmente de las dificultades con que se combate la delincuencia en las ciudades.

Inteligencia, recursos, despliegue de Fuerza Pública e, inclusive, militarización de zonas críticas son tan solo algunas de las estrategias que se deben tener en cuenta para permitir que los colombianos no sientan miedo al momento de usar el transporte público o caminar a trabajar o estudiar.

Espero, por el bien del País, que la gestión de Diego Molano sea exitosa. Colombia necesita, ahora más que nunca, de una firmeza en materia de seguridad que permita garantizar la libertad de los 50 millones de habitantes.