Por: Margarita Restrepo


A pesar del talante del alcalde de Medellín Daniel Quintero Calle, de su nefasto gobierno, de su terrible forma de administrar, la capital de Antioquia sigue mirando hacia el futuro, consolidándose como la ciudad vanguardista de Colombia.


Recientemente, el Congreso de la República aprobó el proyecto de ley de iniciativa del presidente Uribe y de la bancada del Centro Democrático de Antioquia que enaltece a Medellín como Distrito Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación.


Los beneficios de esta ley son inmensos y por eso, en esta columna, quiero compartir con los lectores algunos de ellos.


Lo primero, es que Medellín será una de las ciudades latinoamericanas con mejor desempeño económico. Gracias a esta ley, la ciudad ha quedado dotada con las herramientas suficientes para convertirse en un polo de desarrollo tecnológico que se reflejará en industrias tan importantes como la textilera, la producción de energía eléctrica, el turismo de negocios y, por supuesto, el desarrollo de tecnologías de la información y las comunicaciones.


Considero que las cifras son muy alentadoras. De las 1690 compañías que hacen parte del sector creativo, el 99% de ellas son o micro o pequeñas empresas.


La capital de Antioquia ha sido visionaria a nivel nacional. No hace mucho, fue la sede de la Cuarta Revolución Industrial. Primera vez que una ciudad hispanoamericana tuvo el privilegio de atender ese importante evento que anteriormente se había llevado a cabo en Beijín, San Francisco y Tokio.


Uno de las iniciativas con más futuro y de más alta trascendencia es el de la ‘Ruta N’, creada por UNE, las EPM y la alcaldía. Gracias a esa iniciativa, los proyectos de transferencia de conocimiento en la tecnología tendrán la promoción y apoyo suficientes para el éxito de sus proyectos.


Gracias a la ‘Ruta N’ la calidad de vida de los habitantes de Medellín crecerá exponencialmente y, en virtud de la declaración de la ciudad como Distrito Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación, en el corto plazo se crearán miles de oportunidades laborales en áreas relacionadas con el desarrollo de programas tecnológicos.


Desde siempre, Medellín ha sido una ciudad competitiva. Sin pretensión ninguna, su papel en el desarrollo económico nacional ha sido, a lo largo de los años, incuestionable. De cara al futuro, el nuevo Distrito Especial contará con las condiciones suficientes para consolidarse como un polo mundial para la investigación, el desarrollo y puesta en marcha de proyectos de ciencia y tecnología.
Celebro entonces la aprobación de ese proyecto por el que tanto trabajamos en la bancada del Centro Democrático bajo la dirección del presidente Uribe quien incluyó aquel, como uno de los principales temas de la agenda legislativa.

Falta que el presidente Duque haga la sanción correspondiente para que la norma vea la luz y Medellín siga impulsándose como la capital latinoamericana para el desarrollo de nuevas tecnologías de la información.