Por: John Harold Suárez Vargas
Senador de la República
Aunqueantes de la aparición del Covid-19, Colombia enfrentaba problemáticas sociales y económicas, al cierre del año 2019, los indicadores mostraban una recuperación de varios sectores, previendo que para el cierre del 2020 habría un crecimiento financiero de entreel 4 y 5 por ciento, y una disminución en la tasa de desempleo y en la inflación. La pandemiafrustró en gran parte la ejecución del Plan Nacional de Desarrollo, y obligó al gobierno a enfocar sus esfuerzos en lamitigación del hambre y en robustecer el sistema de salud. Gracias a esto, el país no ha vivido el colapso que afrontan naciones con mayor nivel de desarrollo.
En momentos en que se buscan opciones para la reactivación económica del país, es inaudito que algunos dignatarios propongan aumentar 12 curules en el Congreso, trayendo un detrimento a las finanzas de la nación. Desde el Centro Democrático rechazamos enérgicamente este proyecto, por lo cual reitero que mi voto será No cuando se discuta la iniciativa, que es apoyada por quienes rechazaron en varias oportunidades nuestra propuesta de reducción del número de congresistas y de su salario; el impuesto solidario a salarios de más de $10 millones y votaron NO o se abstuvieron de aprobar el proyecto de subsidio a la nómina.
Hablamos de los mismos que no respetaron el resultado del plebiscito sobre los acuerdos con las Farc en el que ganó el NO, yhoy pretenden un referendo político con fines electoreros al 2022,como siempre respaldados en suspropuestas populistas, que no corresponden a la realidad económica del país, y que sólo pretenden replicar las ideologías del socialismo, que ha arruinado a algunos países latinoamericanos.
En este contexto, la comunidad indígena del sur de Colombia, rechazó la posibilidad de dialogar con los interlocutores enviados por el gobierno, bajo la consigna “Allí estaremos esperándolo en minga del suroccidente, con el fin de plantear nuestras problemáticas, alternativas y exigencias”dirigiéndose al presidente de la república.Ante la no asistencia del mandatario, los organizadores decidieron conducir a miles de personas hacia Bogotá,incumpliendo todas las normas de bioseguridad que la mayoría de colombianos con sacrificio estamos acatando. Este desplazamiento masivoera innecesario ya que los compromisos pactados, se vienen cumpliendo por parte del gobierno, por lo tanto no se justifica que más de 7 mil indígenas y sus gobernadores, recorran medio paíscon el fin dellevar acabo un juicio político al presidente Duque, exponiendo la seguridad personal del jefe de Estado, y su salud por el alto riesgo de contagio en aglomeraciones.
Sería bueno preguntarse de qué bolsillo, salieron los recursos para financiar una movilización de tal magnitud, que beneficia políticamente a los intereses de la oposición y deja en evidencia el oportunismo de los que pretenden el poder, promoviendo el caos y “desobediencia civil”, pues no es coincidencia que la Minga esté en Bogotá para el 21 de Octubre, día en el que se anunciaron marchas contra el Gobierno a nivel nacional.
Finalmente, debo decir que apoyo el legítimo derecho a la protesta social, siempre y cuando no vulneren los derechos del resto de la ciudadanía; bienvenidas las críticas de la oposición, pues son necesarias en una democracia y deben ser atendidas cuando estas se realizan basadas en propuestas sensatas, que contribuyen al bien común.
“La oposición cuida siempre de pedir lo que está segura de no obtener, porque si lo obtuviese dejaría de ser oposición”Alphonse Karr, novelista francés.