Por: John Harold Suárez Vargas,
Senador de la República.
El país se encuentra a la expectativa por los anuncios de movilización para el próximo 20 de julio. En redes sociales han primado los anuncios de terrorismo, creando pánico e incertidumbre en los ciudadanos, lo que ha generado colas en estaciones de servicio y supermercados por personas que desean proveerse ante el temor que se repita la violencia de abril y mayo.
Es triste que detrás de la protesta pacífica se mimeticen organizaciones delincuenciales, por lo que resulta difícil saber quién es el vándalo y quien el joven que reclama por mejores oportunidades sociales. Un movimiento autodenominado “La Primera Línea”, cuyo origen estuvo en los primeros bloqueos ilegales en calles y carreteras, ha terminado convertido en una nueva célula urbana del terrorismo patrocinada por organizaciones criminales. No se le puede denominar de otra manera a quienes entrenan a jóvenes en Bogotá, Cali y otras ciudades, adoctrinando niños con cartillas y juegos de guerra para atacar a la fuerza pública, como lo vimos en Medellín.
Preocupa el silencio cómplice de algunos líderes de movimientos políticos alternativos y la complacencia abierta de otros ante esta grave situación; pero más preocupante es el proceder de alcaldes como el de Cali, quien con su tibio y errático manejo de la seguridad, ha convertido a la otrora “Sucursal del Cielo”, en un verdadero infierno. ¿Esa es la Colombia humana a la que nos quieren llevar?
Es claro que estamos en un año pre electoral, pero no es justificable aprovechar el descontento ciudadano como lo hace el candidato ideólogo de Chávez, para realizar propuestas que la gente quiere escuchar, pero que en la práctica son imposibles de cumplir.
Esa estrategia de señalar como enemigos del pueblo a quienes no piensen como ellos es una muestra del egocentrismo y narcisismo exhibido por los dictadores a lo largo de la historia universal.
Alimentar la lucha de clases es otra de sus herramientas favoritas estigmatizando a quien marcha con una camisa blanca o satanizando la expresión “gente de bien”; ¿acaso un campesino que trabaja honestamente de sol a sol no es gente de bien? ¿No es gente de bien aquella madre cabeza de familia trabajadora? ¿No es gente de bien el que genera uno o más empleos? ¿No es gente de bien el profesor que cumplidamente da sus clases a los estudiantes sin adoctrinamientos? ¿No es gente de bien el personal de salud que ha sacrificado su vida por todos nosotros en esta pandemia?
El paro hizo más daño a la economía, al empleo y a la educación que la pandemia del Covid-19; además trajo un tercer pico con miles de muertos
La protesta social ha sido escuchada por todo el país. En esta nueva legislatura presentaremos proyectos, proposiciones y apoyaremos las iniciativas que vayan en beneficio de los ciudadanos menos favorecidos, en especial a nuestra juventud. Tendremos la discusión de la nueva reforma tributaria, sin que afecte salarios, pensiones, ni tendrán IVA los servicios públicos ni la canasta familiar; sus recursos serán destinados a financiar programas sociales, entre ellos la Matricula Cero, y en su discusión afinaremos algunos aspectos.
También continúa el trámite de la nueva ley del deporte, en la que trabajaremos para mejorar su presupuesto, fuentes de financiación, y se otorgue el reconocimiento y estimulo justo a los deportistas, entrenadores, profesores de educación física y cuerpo de jueces y cronometristas. Llevaremos a esta ley la inclusión de los Colegios Municipales del Deporte – COMUDE para que cada municipio del país cuente con una institución educativa con los recursos físicos y humanos que permitan a nuestros niños y jóvenes desarrollar sus destrezas deportivas, replicando a nivel nacional el modelo exitoso que desarrollé hace más de 20 años cuando me desempeñé como director del instituto municipal del deporte IMDER, en Guadalajara de Buga.
Un llamado final a la sensatez y a la cordura: no caigamos en el juego de los violentos, denunciemos a las autoridades cualquier actividad sospechosa.