Por: Nicolás Pérez

Senador de la República

 

Faltan 15 meses para la primera vuelta presidencial y el ajedrez político comienza a componerse. Aunque para algunos parezca premeditado, desde ya es necesario que se estructuren las bases programáticas del candidato del Centro Democrático para que este, posteriormente, participe en una gran coalición de centro-derecha con las demás fuerzas políticas que defienden la seguridad como un valor democrático, la inversión privada, rechazan el odio de clases y abogan por una gran política social. Ese candidato es Tomás Uribe.

Ante todo, para nadie es un secreto que el panorama de cara al 2022 no es nada fácil. A raíz de la pandemia el endeudamiento del Gobierno Nacional llegó al 61.4% del PIB en 2020, una cifra nunca antes vista que aviva el riesgo de perder el grado de inversión, lo que se traduce en que nos saldría más caro endeudarnos.

Ligado a esto, la administración entrante tendrá la responsabilidad de trabajar de la mano con los mercados internacionales para que Colombia siga siendo un destino atractivo para los inversionistas y no una amenaza contra la propiedad privada con impuestos exageradamente altos que pasan de buscar financiar el Presupuesto a tener un ánimo confiscatorio.

De hecho, de ese parte de tranquilidad dependerá en gran medida la evaluación que realicen las calificadoras de riesgo y la relación que se mantenga con nuestro principal aliado económico, político y militar: Estados Unidos.

Paralelamente, la generación de puestos de trabajo es el principal reto social que continuará afrontando Colombia. Si bien es verdad de mayo a diciembre de 2020 el desempleo bajó de 21.4% a 13.4%, el País requiere con urgencia que este deje de ser un indicador de dos dígitos, lo cual dependerá en gran medida de la reactivación que se lleve a cabo durante 2021 y 2022.

Tan es así, que se estima que solo a partir de 2022 se logrará recuperar el crecimiento económico que tuvo el País en 2019, donde gracias a los incentivos tributarios que se establecieron en la Ley de Financiamiento se registró el aumento del PIB y de la inversión extranjera directa más alto en seis años.

Además, el programa “Nuevo Compromiso por el Futuro de Colombia” que lanzó esta semana el DNP implica la ejecución de $135 billones de aquí hasta el 2026 para generar dos millones de empleos, principalmente con inversiones en construcción de vivienda e infraestructura. Este es quizás el mayor reto administrativo que ha tenido el Gobierno en muchos años y de la forma en que se lleve a cabo entre esta y la próxima administración dependerá que se vean resultados palpables o que los proyectos se estanquen por errores en la estructuración técnica, presupuestal o política.

Todo esto, para que llegue a buen resultado y no fracase en el camino, requiere de una gran capacidad de gerencia, de una probada visión empresarial, pragmática, que no se limite a inertes discusiones teóricas, sino que sepa dar respuestas a los problemas diarios de las regiones con acciones concretas.

Indiscutiblemente, el Centro Democrático tiene notables liderazgos como Paloma Valencia, Óscar Iván Zuluaga o Rafael Nieto, pero, en mi concepto, Tomás no solamente tiene la capacidad de mantener y perpetuar la unidad al interior de un Partido que se construyó en torno a los pilares del Gobierno del Presidente Uribe, sino que lo respalda una probada experiencia en el mundo empresarial.

Su candidatura, en otras palabras, es una garantía para todos los sectores del País. Por un lado, los empresarios, los inversionistas, las calificadoras de riesgo y los mercados internacionales tienen en Tomás a un líder que entiende, por experiencia propia, la importancia de tener una tasa de tributación competitiva y unas reglas de juego claras que brinden seguridad jurídica al ámbito privado.

Por otro lado, los trabajadores y grupos sociales encuentran en él a una persona que ha dedicado su vida a generar empleos de calidad y que defiende la importancia de una economía fraterna, sin odio de clases, con mejor remuneración al empleado, menos derroche burocrático y más inversión social.

Sé que hasta el momento él se ha rehusado a lanzarse, pero por el bien del País le hago este llamado sincero para que ponga su nombre a consideración de los colombianos, lidere la candidatura del Centro Democrático y después haga parte de una gran coalición que preserve la institucionalidad y detenga el ascenso de corrientes populistas que pretenden implementar el fallido socialismo del siglo XXI en nuestro País.