Por: Margarita Restrepo

Estamos a mes y medio de la primera vuelta presidencial en la que el futuro de Colombia está en juego. Nuestro partido, el Centro Democrático, llegará sin candidato propio luego de que Óscar Iván Zuluaga renunciara a su aspiración.

Después de las elecciones parlamentarias en las que el CD sufrió un fuerte revés, se acordó que se consultaría a nuestras bases con el fin de determinar nuestras decisiones políticas siguiendo sus intereses y preferencias.

Es evidente que las mayorías uribistas están apoyando a la candidatura de Fico Gutiérrez, exalcalde de Medellín con el que tenemos más puntos en común que divergencias. Pero por encima de ese tipo de consideraciones es evidente que Gutiérrez es prenda de garantía para la supervivencia de la democracia colombiana, amenazada de muerte por Gustavo Petro y su coalición integrada por lo más cuestionable de la política tradicional colombiana que se ha unido a sectores proclives al terrorismo, como es el caso de las Farc. Es preocupante que una de las primeras organizaciones en celebrar la designación de la señora Francia Márquez como candidata a la vicepresidencia haya sido el ELN.

Colombia ha sabido lidiar con todas las amenazas que se han cernido sobre su libertad. En los años 80, luchamos como nación e impedimos que el narcoterrorismo se impusiera. Luego, nos unimos y logramos enfrentar a las guerrillas y paramilitares. Y en esta ocasión sabremos impedir que el socialcomunismo encarnado en Gustavo Petro nos arrebate nuestro modelo democrático.

Hemos visto a un Fico que tiene el país en la cabeza, que propone, que debate con altura, que oye a sus conciudadanos, que no inspira temor, que no hace política incentivando el odio ni promoviendo la violencia.

Las encuestas nos muestran un crecimiento importante en la intención de voto a favor de Gutiérrez, pero Petro continúa en el primer lugar. Recuerdo lo que enseña el presidente Uribe: cuando las encuestas salen mal, hay que trabajar para mejorarlas; cuando salen bien, hay que trabajar para mantenerlas.

No podemos desfallecer ni confiarnos. Esto no se define con estudios estadísticos sino con votos. Y para ello debemos redoblar nuestros esfuerzos. Difundir a través de las herramientas que tengamos a la mano el programa de Fico y hacer ‘voz a voz’. Continuar estimulando el voto. No podemos olvidar que la abstención favorece a Petro. Tenemos que vencer por un amplio margen a la abstención que tanto daño le hace a la democracia de nuestro país.

Para vencer a Petro no hay que hacer campañas con mensajes catastróficos. Basta oír sus propuestas. Él mismo se encarga de inocular terror entre las gentes. Él es quien siembra el odio en los corazones de los colombianos. Él es el que nos pone la piel de gallina cuando notifica expropiaciones.

Vamos con toda. Que esta sea una campaña llena de entusiasmo, de amor por Colombia, de esperanzas y de fraternidad. Que esta, más que una victoria de Fico Gutiérrez, sea una epopeya alegórica a la libertad que nos dieron los padres de la patria hace más de 200 años.