La llegada del Covid-19 a Colombia y la abrupa caída en los precios del petróleo sumieron a nuestra economía en una crisis que no se esperaba, más cuando en 2019 el país logró un crecimiento de 3,3%, el más alto desde 2014, una evidencia clara de que el país retomó su rumbo y logró una economía sólida, ejemplo para la región.

 

Pero hablemos de la industria petrolera, la cual se ha visto duramente afectada, no solo por la caída en los precios internacionales del crudo, que en marzo llegó el Brent a US$17 el barril cuando el pasado mes de enero llegó a los US$68, sino por la caída drástica de 30% en la demanda mundial de petróleo. Solo en el primer trimestre del año, las exportaciones de Ecopetrol cayeron a US$582 millones, cuando un año atrás fueron de US$1.116 millones. A eso se suma que la demanda de energía en el país ha caído 6%.

 

La situación mundial y nacional del sector petrolero ha sido en las últimas décadas motivo de seguimiento por su impacto en la economía nacional y regional. El sector representa el 7% del PIB, el 34% de la Inversión Extranjera Directa y el 56% de las exportaciones. Además de ello, el aporte del sector a las cuentas fiscales de la nación y de muchas regiones es fundamental. Por impuestos, regalías y utilidades sólo Ecopetrol aporta $16 billones, y toda la industria cerca de $20 billones en 2019. Adicionalmente, esta industria genera cerca de 43.000 empleos directos formales.

 

De otro lado, esta incertidumbre de mercado genera disminución en la producción, con lo cual Ecopetrol, que tenía estimado producir entre 745 mil y 760 mil barriles de petróleo por día, será difícil de cumplir, más cuando solo están activas 8 de las 52 plantas principales. Según la ACP, de continuar este panorama, a diciembre la caída del empleo directo que genera el sector puede ser de 8%.

 

Para 2020, se estimaba que Ecopetrol aportaría algo más de $4.3 billones, pero frente a esta nueva realidad de mercado ya se prevé que serán sólo de $2 a $3 billones. Con lo cual tanto las regiones productoras, como el resto del país, sentirán la reducción de sus ingresos por regalías directas, por las del fondo de inversión regional y el de ciencia y tecnología.

 

Si bien Ecopetrol está mejor preparado que en la crisis de 2014 -2015, porque ha reducido costos, ha aumentado eficiencia y producción; lo que le permite que más del 90% de su producción sea rentable cuando los precios sean igual o superior a US$30 el barril, la situación hoy es más compleja por la caída en la demanda mundial de combustible para transporte terrestre y aéreo.  Sólo en los últimos tres meses la demanda para la empresa bajó de 290 mil barriles día a 106 mil barriles.

 

Este panorama de incertidumbre ha llevado a reducir drásticamente las proyecciones para este año, con una caída del 60% en el presupuesto de exploración y del 55% en el de producción. Es bueno recordar que el país tiene 2.036 millones de barriles, que equivalen a 6,3 años de reservas. Si los precios internacionales del crudo bajan de US$45 por barril, las reservas pueden bajar en más de 300 mil barriles.

 

Si bien el Gobierno Nacional ha hecho esfuerzos para mitigar los actuales impactos en el sector, entre ellos la devolución de los saldos pagados de IVA, flexibilización del calendario de impuestos y el diferimiento del pago de derechos económicos contractuales; aún hay por revisar los costos de transporte por oleoducto y mejorar el almacenamiento estratégico.

 

Me entristece ver otra crisis más en la industria petrolera, y que cuando hubo mayores ingresos de regalías no se hayan aprovechado para avanzar en transformar la estructura productiva de las regiones productoras, y dar prioridad a la inversión en agua potable y saneamiento básico. Pero mantenemos la esperanza.