Por: Thania Vega de Plazas   
Como si la segunda vuelta fuera un burdo concurso de mentiras e incoherencias el candidato exguerrillero del M-19 Gustavo Petro, decidió cambiar todo su discurso para pescar incautos que le crean que él es todo un demócrata.
Dicen que “la coherencia es el arte del político” y mucha razón hay en ello, pues la incoherencia es la desgracia que viven los pueblos cuando eligen a un gobernante por unas ideas, y éste decide gobernar con otras; el ejemplo fue lo que ocurrió con Juan Manuel Santos, que tenía poses de hombre de derecha y de contundente en contra de la guerrilla, y llegó al poder para demostrar que era de izquierda y aliado de los terroristas de las FARC a quienes, amnistió, indultó, perdonó y llevó al congreso de la República para que hicieran política.
Los colombianos esta vez no se pueden equivocar sobre lo que está pasando en la carrera presidencial, está claro que desde el Centro Democrático estamos trabajando con coherencia y respeto por el país con Iván Duque, que clama un cambio urgente que devuelva la moral a nuestras Fuerzas Armadas, que rescate la institucionalidad, combata la corrupción y la injusticia.
En los últimos días hemos visto una especie de metamorfosis en el candidato de la “Colombia humana” Gustavo Petro quien pasó de ser un socialista – comunista identificado para convertirse en un capitalista y en un demócrata. ¿y eso cómo es posible?
Pues resulta que ante la diferencia de más de 16 puntos según Guarumo, en la intención de voto que le lleva Duque a Petro, éste último, (Petro) quien fue el asesor económico estrella del dictador Hugo Chávez Frías, y se inventó la manera de matar al pueblo venezolano de hambre, decidió que él ya no es socialista sino capitalista. Sí, así como ustedes lo pueden leer, ahora Petro resultó capitalista, resultó amigo de lo que tanto detesta que es el capitalismo que produce riqueza y crecimiento económico en cualquier país.
Según Petro se trata de un capitalismo individual, más no una política de Estado para producir desarrollo. Mejor dicho es un capitalismo que al final del ejercicio será un comunismo.
Gustavo Petro a voz en cuello dijo en el Valle del Cauca que usaría la expropiación para quitarle las tierras a los terratenientes y con nombre propio habló de quitarle tierras a la organización Ardila Lule, dueños de cultivos de caña de azúcar en el Valle, que representan el trabajo y desarrollo económico para la región; pero ahora el nuevo Petro el de la segunda vuelta, acaba de escribir sobre mármol que no expropiará.
Petro como todo guerrillero no es un hombre de fe en Dios ni cosa que se le parezca, para los comunistas como él, la religión es el opio del pueblo como lo diría Karl Marx por allá en 1844; pero el Petro de la segunda vuelta dice que cree en Dios y además es “practicante” al punto que usa escapulario en su mano izquierda.
Gustavo Petro desde que salió a la plaza pública para venderse como candidato presidencial dijo que adelantaría una asamblea nacional constituyente para reformar el Estado; ahora el Petro de la segunda vuelta dice que no hará constituyente.
Petro como buen politiquero se acomoda a las circunstancias y hace uso de su retórica para engañar incautos; Petro es el mismo de siempre; es el guerrillero del M-19, el amigo de Chávez, el que apoya a Nicolás Maduro, el pésimo administrador que fue alcalde de Bogotá, el de las agresiones, el de la lucha de clases y el socialista escondido.
Colombianos la tarea es una sola, defender la patria este 17 de junio en las urnas, entre todos tenemos que salvar a Colombia de un desastre como el que Petro dejó en Bogotá. Vamos a votar con el corazón en la mano por Iván Duque y Marta Lucía Ramírez. Hoy podemos elegir y lo haremos, en Venezuela cuando pudieron elegir bien no lo hicieron y la consecuencia es más de 19 años de dictadura, miseria y hambre.   
Vamos Colombia, ¡Duque Presidente!  
FIN