Por: Margarita Restrepo
Quienes en el Centro Democrático acompañamos a Iván Duque desde el mismo instante en que presentó su nombre como precandidato presidencial, lo hicimos motivados por su seriedad y aplomo.
Lo conocimos en el Congreso de la República como un senador disciplinado y profundamente responsable. En los casi 4 años que estuvimos en el Legislativo, el hoy presidente Iván Duque comprobó que es un hombre que conoce a fondo los grandes asuntos del Estado, razón por la que, durante la campaña presidencial, el país lo vio como el candidato mejor preparado y con mayores capacidades para dirigir al país, luego de los 8 convulsionados años de Juan Manuel Santos.
Su elección fue ampliamente legitimada por una mayoría incontrovertible. Gracias al respaldo decidido del Centro Democrático, Duque obtuvo la victoria con la más alta votación de nuestra historia.
Hizo un ejercicio responsable y detenido a la hora de conformar su gabinete, integrado por personas con amplia experiencia en las distintas ramas de la función pública. El hecho de que por primera vez en nuestra historia haya un gabinete paritario, con el 50% de las carteras en manos de mujeres, es algo que merece todo el aplauso y respaldo.
Sabíamos que no iba a ser una tarea sencilla. La herencia que recibió el Presidente no es en absoluto envidiable. La radiografía que hizo el senador Ernesto Macías en la posesión del presidente, el 7 de agosto, es un reflejo preciso de la Colombia de hoy.
Han pasado tan solo 100 días y no podemos esperar que el Presidente haga milagros. Claramente, ha tomado decisiones que no son fáciles de digerir. Hay propuestas con las que no estamos de acuerdo, pero aquello no significa que no vayamos a seguir trabajando a su lado, identificando posibilidades y buscando alternativas para salir de las dificultades.
Estamos comprometidos con la agenda de gobierno propuesta por el presidente Iván Duque. Colombia necesita mirar hacia delante, superar las dificultades que hoy la aquejan y encaminarse por la ruta hacia el progreso social y el desarrollo económico, preceptos que están íntimamente ligados al plan de gobierno uribista de Iván Duque.
Muchos piensan equivocadamente que la tarea consistía solamente en elegir al presidente Duque. Claro que era necesario trabajar denodadamente en la campaña, pero una vez registrada la victoria empezó la verdadera misión: acompañar y respaldar a un gobierno que tiene un gran reto por delante. No seremos compañeros silentes, porque no es nuestro talante y tampoco es el deseo del presidente Duque, un hombre abierto al debate, a oír sugerencias y a emprender los cambios que sean necesarios.
Pasados tres meses de su posesión, no hay duda alguna que este ha sido un gobierno responsable que está haciendo lo que la prudencia y las necesidades estatales demandan. Los uribistas, que fuimos los dueños de la victoria de Iván Duque, tenemos que seguir acompañándolo, pues esto hasta ahora comienza y lo que está en juego es nada menos que el futuro de nuestro país.