Por: Margarita Restrepo

Las derrotas políticas son dolorosas, frustrantes y a veces desconcertantes. Aspiré para ocupar por tercera vez una curul en la Cámara de Representantes y el resultado no fue el que esperaba. Pero respetuosa de la democracia y de la libertad de los ciudadanos de elegir a quienes los represente en los cuerpos colegiados expreso mi total adhesión al resultado, esperando, eso sí, que haya claridad absoluta por parte de las autoridades electorales en relación con el escrutinio.

El país está profundamente molesto e indignado consecuencia de las irregularidades que se han conocido durante la fase de los escrutinios municipales y departamentales. La diferencia es monumental entre el preconteo de votos y los mencionados escrutinios. Y lo que es aún más sospechoso: la aparición de cerca de medio millón de votos a favor del grupo político del extremoizquierdista Gustavo Petro.

Es cierto que en la etapa de escrutinio hay una variación en los resultados, pero aquellos son marginales. En este caso ha sucedido algo inédito: que a un solo grupo político le hayan aparecido de la nada 4 curules más en el senado y, misteriosamente, las mismas se le hayan eliminado a los partidos de centro-derecha como son el conservador y el Centro Democrático.

El proceso electoral empezó mal. El registrador Vega tiene muchas explicaciones por dar. No puede seguir evadiendo los cuestionamientos que tienen los colombianos. En las redes sociales abundan las quejas de compatriotas que alegan, al revisar los formularios E-14, que su voto para Congreso o Consulta no aparece registrado, en una clara violación al derecho fundamental a elegir o ser elegido.

Mi partido decidió el martes de la semana pasada iniciar el proceso de indagar entre sus bases cuál debe ser el camino a seguir, luego de que el doctor Óscar Iván Zuluaga decidiera declinar su aspiración. Es previsible cuál será el camino a seguir: el apoyo irrestricto y decidido a Fico Gutiérrez quien en tiempo record se ha ganado el corazón de millones de colombianos.

Vamos a trabajar a brazo partido por llevar al exalcalde de Medellín a la presidencia de la República. Él es prenda de garantía de un buen gobierno, de estabilidad económica, de respeto por las libertades humanas, de apego a las reglas democráticas y, sobre todo, de sumisión a los lineamientos del Estado de Derecho.

La campaña de Petro promueve el odio entre los colombianos; la de Fico, la concordia. Petro quiere conducir a Colombia hacia el abismo socialcomunista, mientras que Fico nos propone el camino de la prosperidad y la generación de oportunidades. El candidato del “socialismo del siglo XXI’ le apunta al despojo de la propiedad privada y Fico, en cambio, plantea opciones para que Colombia sea un país en el que los que nada tienen, puedan convertirse en propietarios. Dos visiones, la una involucionista y la otra evolucionista.

Como nunca antes había sucedido en la historia reciente, Colombia se está jugando el todo por el todo en estas elecciones presidenciales. No se trata de estimular el voto “en contra de”, sino de rodear una propuesta que es maravillosa para que millones de ciudadanos la acompañen no solo en su elección sino en su ejecución. Necesitamos elegir a Fico e impulsarlo para que pueda lograr sus objetivos durante el cuatrienio en el que ocupará la silla de los Presidentes.

Yo, desde ya, me declaro soldado de esa causa. Haré lo que esté a mi alcance para lograr los objetivos de la campaña de Gutiérrez, difundiendo su propuesta e invitando a millones de uribistas a que se sumen a ella. ¡Fico presidente!