Por: Nicolás Pérez
Senador de la República

Las empresas son las células que hacen posible el crecimiento económico de una sociedad. Crean empleos directos e indirectos, responden a las necesidades del mercado, innovan constantemente para producir bienes y servicios de mejor calidad a menor costo e implementan una cadena de producción que dinamiza las economías locales para llegar a competir con actores internacionales.

Es decir, son absolutamente indispensables. Sin embargo, en tiempos de crisis en ellas recae una responsabilidad social histórica para que dejen a un lado la búsqueda de utilidades que satisfacen intereses personales y pongan al servicio de la comunidad su conocimiento, experticia y operación con el propósito de lograr un objetivo común.

Por ejemplo, durante la segunda guerra mundial la industria automovilística de Detroit, Estados Unidos, se convirtió en una de las principales constructoras de tanques, aviones, carros y barcos para el transporte de las tropas, a tal punto que la planta de Ford llegó a manufacturar un bombardero por hora. En otras palabras, pasó de ser la ciudad motor a convertirse en el epicentro del “arsenal de la democracia” sin el cual no hubiera sido posible, entre otras cosas, que 2.000 naves y 50.000 vehículos invadieran Normandía en 1944.

Eso, precisamente, es lo que necesitamos que suceda en Colombia. La emergencia económica y social causada por la propagación del coronavirus es una realidad que ya no vemos distantes desde las redes sociales o los medios de comunicación, sino que la presenciamos en carne propia y que exige que la industria nacional incursione en actividades que, quizás, jamás habían pensado, pero que pueden ser determinantes para salvar miles de vidas que están en juego. Veamos.

En primer lugar, para nadie es un secreto que la alta demanda de geles antibacteriales ha generado escasez en el producto, dado que, de acuerdo a la Andi, los productores enfrentan desabastecimiento en la materia prima que era principalmente importada de China. Ante esto, el pasado 16 de marzo propuse que las licoreras del País, que tienen en su poder el alcohol, produjeran este ítem de aseo o le cedieran los insumos a las compañías que los hacen.

Afortunadamente, la Fábrica de Licores de Antioquia inició la producción de alcohól antiséptico para cubrir la demanda, Bavaria anunció la donación de gel antibacterial y la Nueva Licorera de Boyacá ha vendido a la ciudadanía y al sector salud este producto. Una acción que permitirá incentivar las medidas de protección frente al coronavirus.

En segundo lugar, la compra de tapabocas en el País está presenciando un incremento que en algunos sitios web ha llegado al 500%. Qué bueno sería, por ejemplo, que la industria textil nacional confeccionara de manera temporal este producto. Para hacerlo, no se necesitaría la extensa cadena de suministros que exigen otras prendas de vestir y sí permitiría disminuir el número de contagios.

En tercer lugar, si hay algo que esta crisis no se puede permitir es que haya desabastecimiento de alimentos y bienes y servicios. Por eso, cuán provechoso sería que a la industria del transporte aéreo de pasajeros se le permitiera utilizar sus aeronaves para movilizar carga.

Avianca, por mencionar un caso, reducirá su funcionamiento doméstico en un 97% y dejará en tierra 132 de los 142 aviones disponibles para movilizar personas. Indiscutiblemente, esa flota puede llegar a ser clave para garantizar que no haya escasez de productos en el País.

Las ilustraciones son infinitas y podríamos seguir mencionándolas todo el día. Lo importante, es que el Gobierno Nacional, con las facultades extraordinarias que le da la emergencia económica, trabaje mancomunadamente con el sector privado y facilite que este se adapte para responder a las necesidades sociales que ha generado esta pandemia.

Las empresas, ahora más que nunca, son claves para derrotar este enemigo común. Así como la industria y el Estado se han unido en el pasado para ganar guerras, es momento que nuestro sector privado sea solidario y nos ayude a proteger la salubridad pública.

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