Hoy tenemos que destacar su entrega y dedicación como Ministro de Defensa, que le permitió a Colombia dar los más certeros golpes contra la criminalidad organizada y trabajar por que los ciudadanos recobren la seguridad. Así también, resaltamos su invaluable misión como Canciller donde su equilibrio y su talento diplomático fueron fundamentales para liderar las relaciones exteriores y lograr el cerco diplomático al régimen tiránico que destruyó la democracia y la libertad de nuestra hermana Venezuela. Su partida es una tremenda pérdida para el Gobierno y para Colombia.

En el doctor Carlos Holmes Trujillo, el creador supo mezclar un temperamento capaz de hablar y escuchar a todos los ciudadanos sin distingos y al mismo tiempo, una voluntad de acero para sostener el timón a pesar del los vientos adversos y las tormentas. El doctor Carlos Holmes Trujillo encarnó todas las virtudes deseables en un político: firmeza en las convicciones, capacidad ejecutoria, voluntad incorruptible e infinito amor por Colombia. Era un estadista que tenía el país en la cabeza, conocía a profundidad sus dolencias y siempre supo trabajar para solventarlas. Su vida debe representar un ejemplo a seguir para las futuras generaciones que quieren contribuir a la construcción de una Colombia mejor. Carlos Holmes Trujillo fue el gran caballero de la política.

Abogado de la Universidad del Cauca, con especialización en Derecho Penal y Criminología, Máster en Negocios Internacionales de la Universidad de Sofía de Tokio. Fue diplomático, Cónsul y Embajador, Codirector del Partido Liberal, fundador y primer presidente de la Federación Colombiana de Municipios, primer Primer Alcalde por elección popular de la ciudad de Cali; miembro de la Asamblea Nacional Constituyente; confundador del Centro Democrático, y precandidato Presidencial de nuestro partido, Canciller y Ministro de Defensa, del Interior y de Educación, entre otras altas dignidades.

Su parabola vital es sinonimo de servicio y patriotismo. Su talento conciliador y propositivo y su fuerza de espíritu para resolver las dificultades, eran la viva semblanza del ideal de la Mano Fuerte y el Corazón Grande.

Su muerte, como la de tantos compatriotas, en esta pandemia vuelve la de recordarnos que la vida es tan sólo un instante y que debemos esforzarnos en vivirla aportándole a nuestra Patria todo cuanto sea posible, como lo hizo el doctor Carlos Holmes Trujillo.

A sus hijos Carlos Mauricio, Camilo, Iván, y Rodrigo nuestro abrazo solidario y fraterno. A su señora Alba Lucía, con quien tuvo ese estrecho vínculo de amor, nuestros sentimientos de consideración y afecto. A los miembros de las Fuerzas Armadas que encontraron en él un líder y un defensor de la honra de nuestros hombres, la certeza de que el Gobierno continuará su política de paz con legalidad y la persecución a toda la criminalidad. A sus seguidores y amigos nuestro permanente duelo.

Solo la certeza de que Dios lo tiene a su lado nos sosiega el herido corazón.