Por: Gabriel Velasco.

Senador de la República.

Al alcalde de Cali le tomó casi 4 meses darse cuenta que existía un ataque sistemático contra el transporte masivo, su gran ineptitud hoy cuesta a los ciudadanos de la sucursal más de $55 mil millones de Pesos. A pesar de que la noticia de la creación de un escuadrón entre policía y fiscalía para proteger el MIO debería generar esperanza en Cali, lo cierto es que llega demasiado tarde y cuando la administración ya ha demostrado su desdén por el sistema de transporte masivo.

¿Acaso no se debió proteger el MIO desde el primer momento en que se anunciaron las protestas del 28 de abril? ¿No era suficiente la evidencia de ataques vandálicos al mismo en anteriores jornadas? Las acciones de prevención por parte de la alcaldía y la presidencia de Metro Cali fueron nulas, y su omisión causó que el sistema este al borde del colapso.

Primero permitieron la destrucción de estaciones y terminales, después cedieron el control de las mismas, convirtiéndolas en trofeos de guerra para los vándalos que acabaron con ellas, por ultimo no actuaron frente a los ataques sistemáticos a los buses y especialmente a los padrones. ¡Más de 50 en el ultimo mes! ¿No era esto una alerta suficiente?  ¿Por qué esperar 4 semanas más para tomar acciones? No existe una explicación satisfactoria, la realidad es que el gobierno local abandono a su suerte al sistema de transporte masivo, una inversión de más de 3 billones de pesos que se ha construido por más de 20 años, dejándola en cuidados intensivos. 

Y es que no son solo los 55.000 millones que se estima cuestan las reparaciones de la infraestructura y los buses destruidos por los vándalos, qué a todas estas vale la pena decirlo, siguen en completa impunidad. También son las perdidas que ha generado al sistema la falta de recaudo por cuenta de la disminución de rutas, la operación intermitente, la imposibilidad de parar en las estaciones destruidas, y otras situaciones que podemos caracterizar como consecuencias de la destrucción de la infraestructura.

Durante la semana, el vocero de uno de los grupos operadores del sistema afirmaba que sería necesaria una inyección de 180.000 millones de pesos para que el MIO logrará retornar a sus operaciones normales, de lo contrario se estaría entrando en un riesgo inminente para la continuidad del servicio. A pesar de ello, parece que el alcalde no ha avanzado en la gestión de estos recursos afectando la movilidad de millones de caleños que hoy tienen que hacer maromas para llegar a sus trabajos, sin contar que sus costos de transporte han aumentado.

Ante el abandono de Jorge Iván Ospina al sistema de transporte masivo, los caleños debemos pensar en la posibilidad de solicitar al gobierno nacional que intervenga el MIO, y trace una ruta clara de recuperación de infraestructura y de estabilidad financiera para este patrimonio de los caleños, porque la cosa en manos de la alcaldía no pinta nada bien. Parémosle-Bolas y no permitamos que Cali se quede sin el MIO.