Por: Juan Francisco Miranda

La reciente decisión de la corte de ordenar la casa por cárcel para el presidente Uribe y la presentación de Oscar Iván plantean diferentes debates.  Unos políticos y otros no.

Los que están en el marco de lo Jurídico, esto es los que soportan  la acusación sobre el haber infringido algunas normas legales  y su defensa, tendrán que  ser dirimidos de acuerdo con el orden establecido frente a las cortes y este es un terreno en cual son los abogados quienes tendrán que esforzarse por demostrar su inocencia probándola como la verdad jurídica. En esto estaremos pendientes de escuchar a l Dr Granados.

La estrategia en el campo político que nos mostró Oscar Iván plantea cuatro pilares de acción los cuales se espera usar para demostrar la inocencia del Presidente Uribe, creo que si bien este es el objetivo, debe considerase un objetivo  de alcance político que convoque a la sociedad y el cual conduzca  a ello.

Muchas son las voces que reclaman y el orden establecido así lo indica: la “majestad e independencia de las cortes” debe ser respetada y protegida. Este es uno de los pilares sobre los cuales se fundamenta la democracia y el cual está  a su vez indisolublemente atado al equilibrio de poderes. Esto no debería ser objeto de debate si lo que se espera es vivir en una democracia liberal. Esta es la que quisiéramos tener y no tenemos de manera efectiva, los hechos demuestran las muchas imperfecciones de lo que se  tiene y hacen que parezca una caricatura de  lo deseable. La encuesta “pulso al país agosto 2020” es una foto de ello.

Sin embargo, si el objetivo es:   “cómo lograr desarrollar  una democracia liberal” entonces si es fundamental   el debate de cómo  debe ser  equilibrio de poderes en una democracia liberal, del siglo XXI, y también es objeto de debate como se conforman y regulan cada uno de los poderes.

Desde esta perspectiva pareciera que el ideal sería que la justicia mantuviera su total independencia y su poder fuera producto de ser reconocida como imparcial, equilibrada y oportuna por la sociedad a la cual pertenece (la alegoría por todos conocida es la de una mujer con los ojos vendados con un balanza en una mano y una espada en la otra) y no del uso de las normas para reclamar su idoneidad y “majestad” independientemente de su comportamiento.

Cuando la evidencia lleva a un consenso  nacional sobre las dudas y credibilidad en el aparato de justicia tenemos un serio problema en la estabilidad del  sistema democrático y en el equilibrio de poderes. Esto se hace más crítico cuando se duda de la justicia  por parcialidades asociadas a la corrupción, a idearios políticos o a otro tipo de prejuicios. Lamentablemente ese parece ser el caso actual de Colombia.

Estas dudas llevan a pensar que el asunto a resolver esta más allá de arreglos administrativos  para mejorar la operación del aparato de justicia.  Cabe preguntar  quienes administran justicia y quienes conforman las cortes?  Como se forman esas personas?  Sus escuelas de formación aseguran a la sociedad que forman personas capaces de tener una venda en los ojos y respetar el equilibrio en el fiel de la balanza en el momento de decidir cómo usar la espada? La selección de jueces y magistrados asegura que quienes ejercen estas funciones cumplen estos requisitos?

Si lo que se quiere es desarrollar y fortalecer una democracia liberal,  estas reflexiones llevan a pensar que resulta urgente crear las condiciones para revisar a la luz del conocimiento disponible como debería ser el equilibro de poderes y su estructura. A partir de ello resultara factible construir un proceso de transformación desde la caricatura que hoy se tiene a una sociedad democrática incluyente.

La complejidad de las circunstancias actuales hace urgente   definir un objetivo o conjunto de objetivos, un horizonte de futuro, que  convoque a  la sociedad en general  y en especial a los jóvenes. Es necesario construir un imaginario deseable en una real democracia.

Probar la inocencia y lograr la libertad del Presidente Uribe es muy importante, pero no es suficiente para lograr la movilización social creciente  en una sociedad tan polarizada y desorientada como la que se tiene.

Se debe lograr una movilización “a favor de” y “no en contra de”, esta última ha hecho carrera y lleva mucha ventaja.