Por: Gabriel Velasco.
Senador de la República
Para nadie es un secreto la cercanía que existe entre el hoy alcalde de Cali Jorge Iván Ospina y el candidato Presidencial de la izquierda radical, Gustavo Petro, los apoyos a sus diferentes candidaturas han sido constantes. Basta recordar como en 2018 el entonces Presidente del partido verde poco y nada se movió para impulsar la candidatura del designado por su partido, sin embargo para segunda vuelta se puso la camiseta para impulsar de lleno la candidatura de Petro. Para la campaña de 2019 varios fueron los mensajes que se enviaron desde las diferentes cuentas del candidato Presidencial y sus aliados vendiendo a Ospina como la mejor opción para Cali.
A pesar del fracaso estrepitoso de la administración en Cali, una ciudad donde la inseguridad y el desempleo aumentan, la competitividad se reduce y los ciudadanos pagamos todos los días la permisividad del alcalde con el Vandalismo. Petro, ha decidido mantener el apoyo a su alcalde y atacar la institucionalidad; algo repetitivo en su forma de actuar; con tal de preservar el fortín político que Ospina puede aportar a campaña en 2022.
Para ello el primer paso es entorpecer y torpedear el proceso de revocatoria, un derecho ciudadano que hace parte de la constitución colombiana y que es una herramienta de protección y participación. A pesar de esto, Petro se ha referido a esta iniciativa como tiránica y antidemocrática, e impulsada por aquello que de manera falaz llama una dictadura.
El populismo de izquierda ya nos ha demostrado que poco respeta las instituciones, y su discurso anticorrupción es una fachada que solo aplica cuando le conviene. En Cali los escándalos de la contratación estallan día tras día, presuntos sobrecostos, entregas a dedo, y falta de transparencia se han convertido en el paisaje cotidiano de la administración caleña, sin embargo desde el sector que busca recoger Petro en su candidatura han preferido ponerse las gafas y hacerse los de la vista. Sus intereses políticos son más importantes que el bienestar de Cali.
Esta semana el concejo de Cali le aprobó al Alcalde facultades extraordinarias para modificar el presupuesto; en otras palabras el burgomaestre podrá sacar de una bolsa para pasar a otra dependiendo sus intereses y obviando por completo las necesidades de la ciudad; convirtiéndose en la única voz con poder para definir a donde se invierte la platica de los caleños. Hasta el momento el Alcalde no ha explicado la razón para solicitar estas facultades ni cuales serán los proyectos hacia donde redirigirá los recursos.
No olvidemos que el año pasado el mismo concejo aprobó al alcalde solicitar un préstamo por más de $650.000 millones que todavía no sabemos en que se gastará. Ante el nuevo cheque en blanco que le entregaron a Ospina la ciudadanía debe prender todas las alarmas y hacer un control cercano, desde el Senado también nosotros avanzaremos en esa tarea, sabiendo que desde ciertos sectores nos atacaran por proteger a los caleños.
Cuidar a Cali de las garras de la administración debe se un trabajo de todos, donde caminemos juntos por el bienestar de la sucursal del cielo. Paremosle-Bolas y no permitamos que el populismo satanice nuestros derechos para proteger sus acuerdos electorales con un alcalde que destruye nuestra ciudad.